Dos historias en diferentes épocas, con una escenografía formada por elementos básicos, una época que se remonta en el año 1600, donde dos históricos astrónomos Tycho Brahe (Joaquín Cossío) y Johannes Kepler (José́ María de Tavira), intentaron descifrar las orbitas de los planetas, y que fueron los últimos en observar el cielo antes de la invención del telescopio y otra época en este Siglo XXI donde dos actores uno de ellos viejo y cansado, el otro vigoroso y con energía que mezclan su vida íntima, y al igual que sus personajes nos muestran un antagonismo muy sutil, donde en el escenario nos dan una muestra de cómo es de compleja las relaciones de poder y al mismo tiempo lograr complicidad de dos generaciones de épocas y tiempos diferentes de los cuales, al final la relación de padre e hijo sale a relucir.

La obra en sí, nos habla de la identidad masculina, no solo entre los personajes de los astrónomos sino esa identidad entre los actores, el experimentado, viejo y cansado, con el novel, joven y con vigor.

Joaquín Cossío logra una tremenda actuación interpretando a Brahe al que le imprime su sello característico de fuerza, de dominio del escenario, así como arrancar las risas del público cuando toma el rol del actor que lo personifica, y Tavira logra una actuación más sobresaliente al lograr de Kepler un personaje que no se amedrenta ante la personalidad de Brahe, y que en actuación logra llevar al espectador a sentir la rivalidad con su antagónico.

“La desobediencia de Marte” es una Obra escrita por Juan Villoro la cual surgió en 1982 después de leer el libro “Los Sonámbulos” del húngaro Arthur Koestler, estando Villoro radicando en Berlín Occidental.

Luego de casi 2 horas de duración los actores se despidieron del escenario agradeciendo a los asistentes quienes les brindaron una ovación de pie.

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