En 2012 el señor Enrique Peña Nieto llegó a ser el máximo dirigente en México, su imagen poco favorable no fue impedimento para que el 1 de diciembre de ese año se posesionara como presidente.

Al cabo de unos meses y hasta el día de hoy su administración se torna desastrosa consecuencia de las controversias, escándalos y mala gestión de los recursos destinados al país.

El pueblo está cansado de su incompetencia e ineptitud a la hora de gobernar pero al parecer él no lo entiende.

Hace un par de días en la promulgación del nuevo sistema anticorrupción mexicano, Peña se disculpó  ante los 128 881 230 hombres, mujeres y niños que conforman el país Azteca por dar la impresión de “parecer” un político corrupto enmascarando dicho argumento con otro que como bien él lo sabe provocó la irritación de los mexicanos, el cual fue, la compra de una “casita” de US$7 millones de dólares dos años atrás.

Sin embargo lo que el mandatario parece no comprender es que su imagen no decayó por esa millonaria inversión, si no por el hecho de que en sus cuatro años de mandato ha vulnerado uno de los mecanismos fundamentales en el libre ejercicio de la democracia: el derecho a la libertad de expresión. Asimismo, el gobierno de Peña Nieto se ha visto implicado en graves casos de  corrupción, represión, persecución y asesinatos, además de los escándalos producidos entre el 2005 y 2011, periodo en que era gobernador del Estado de México.

El discurso del primer mandatario mexicano se fundamentó en la premisa de “reconocer los errores es de valientes”, con esto el mandatario buscó acercarse y cambiar la nociva percepción que el pueblo tiene de su figura; pero, valga aquí la aclaración, sólo son valientes aquellos que están dispuestos a cambiar sus acciones negativas con actos positivos buscando, de esta forma, el perdón sincero respecto a lo que alguna vez ayudaron a destruir, en su caso la confianza, el respeto, la honestidad y la dignidad de una nación.

Como dice Saramago “Para qué sirve el arrepentimiento si eso no borra nada de lo que ha pasado. El arrepentimiento mejor es sencillamente cambiar”.

¿Será que esas disculpas son parte de algún plan relacionado para desviar momentáneamente la atención de los medios en relación a los atropellos que se han cometido contra sus conciudadanos estos últimos años o simplemente para burlarse de ellos en sus narices?

Sólo el 12% de la población de México aprueba la gestión del actual jefe de gobierno, lo que significa que 7 de cada 10 mexicanos no están conformes con su administración. Sí ese error de cálculo en la adquisición de la “casa blanca” , como lo ha dicho el señor presidente, afectó a sus familiares más cercanos, no creo que él se alcance a imaginar a cuantas familias perturba diariamente su estadía en el poder.

 

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí