El fin es ofrecer apoyo emocional a la población infantil refugiada y tratar de actuar positivamente en los niños afectados por la guerra y el desplazamiento forzoso.

Es el campamento de refugiados Zaatari, ubicado en el desierto en Jordania, miles de niños que huyeron de la guerra civil en Siria, se resguardan en casas hechizas.

Alrededor todo es soledad e incertidumbre, incluso la tristeza abarca a gran parte de ellos y a sus padres, pareciera que la sonrisa y la alegreía no tienen cavida en ese lugar, ni en ninguno de los otros refugios de Europa.

Pero este ambiente de soledad cambia al menos por unos minutos regresando a cichos y grandes la sonrisa que creían perdida.

Comediantes afiliados a la organización Payasos sin Fronteras, recorren los refugios en lo que se resguardan los sirios y se presentan ante niños de los refugios para que disfruten de su espectáculo y les ayude en parte a olvidar los retos que enfrentan.

«Fue lo mejor que he visto en mi vida», dijo Rana Ziad, de 10 años, que huyó del abrumado poblado fronterizo de Daraa junto a sus padres y seis hermanos y hermanas hace un año. «Me divertí mucho, me encantó».

Más de dos millones de sirios han huido de la guerra civil, que ya está en su tercer año, buscando refugio en países vecinos como Jordania, Líbano, Turquía e Irak.

Por lo menos la mitad de los refugiados -1,1 millón- son niños. De esos, aproximadamente 75% tienen menos de 12 años, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR).

Payasos sin fronteras ha comenzadoa replicar estas presentaciones en los diferentes refugios de Europa, dejandoles ver a los miles de refugiados que la esperanza perdura, mientras no se pierdan las ganas de sonreir.

Niños obligados a crecer:

Un informe emitido por el UNHCR subrayó los graves problemas que enfrentan los menores, quienes crecen en familias separadas y no asisten a la escuela porque tienen que trabajar, en su mayoría en labores manuales, a veces en condiciones peligrosas o de explotación.

Muchos se han convertido en el principal sostén de su familia. En el campamento de Zaatari, la mayoría de los 680 pequeños talleres que existen emplean niños, indicó el informe.

En Zaatari hay escuelas e instalaciones recreativas, como campos de futbol y terrenos de juegos con columpios.

Otras organizaciones han creado actividades, como que los niños pinten murales en los edificios del campamento para tratar de mantenerlos activos.

Sin embargo, los refugiados a veces desmantelan los edificios y usan los materiales para construir sus propias estructuras y los niños que trabajan no participan de esa diversión.

Los menores de 16 años constituyen aproximadamente 40% de la población de Zaatari.

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