Mérida, Yucatán.- Las microalgas (fitoplancton) se desarrollan asimilando sustancias químicas disueltas de forma natural en el agua, pero bajo ciertas condiciones ambientales se producen crecimientos explosivos que en zonas de alta concentración provocan la coloración del agua. Estos eventos reciben el nombre de florecimientos algales que pueden ser inocuos o nocivos, y estos últimos se conocen comúnmente como mareas rojas.

En el reporte «Biodiversidad, desarrollo humano en Yucatán», se tienen registros de mareas rojas en las costas de Yucatán desde 1948, siendo los más críticos los de los años 2001, 2003 y 2008, y el más reciente en el año 2011. Durante estos años, la mortandad de peces, crustáceos y moluscos ocasionó pérdidas estimadas en más de 100 millones de pesos en Yucatán por su impacto en las pesquerías y en la reducción de la calidad del agua de las playas.

Con el objetivo de determinar las causas, efectos y consecuencias de las mareas rojas en la península de Yucatán, el Laboratorio de Producción Primaria del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav IPN), unidad Mérida, desarrolló de 2005 a 2009 diversos estudios enfocados en el fenómeno y sus problemáticas, con el financiamiento de Fondos Mixtos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Jorge Herrera Silveira, investigador del Laboratorio de Producción Primaria del Cinvestav, señaló que las mareas rojas habían sido monitoreadas en el centro de investigación desde años atrás, pero el proyecto global surgió a partir de observar las pérdidas económicas que generaban principalmente en la época de pesca y de turismo.

“Nosotros teníamos registro de las mareas rojas porque veníamos monitoreándolas desde 1999, pero cuando empezaron las mareas rojas de mayor cobertura y tiempo de permanencia que ocasionaron pérdidas económicas en la pesca y el turismo, Fondos Mixtos sacó una convocatoria para atacar el problema, nosotros metimos el proyecto y salimos seleccionados, permitiéndonos darle seguimiento al programa de monitoreo”, comentó.

El proyecto incluyó diferentes líneas de acción para dar una perspectiva global del fenómeno, la identificación y seguimiento de especies, registros satelitales y experimentos en laboratorio.

Principales causas de la marea roja

Tras cuatro años de investigación intensiva, se determinaron dos causas principales de la marea roja: la entrada de agua marina de Cabo Catoche y la entrada de nutrientes provenientes del acuífero, que de manera previa es contaminado tierra adentro, principalmente por actividades agropecuarias.

Dr. Jorge Herrera Silveira 2416Dr. Jorge Herrera Silveira.Cabo Catoche, en el estado de Quintana Roo, es una zona que de forma natural presenta alta productividad de fitoplancton, donde se encuentran especies como el tiburón ballena debido, precisamente, a la disponibilidad de alimento. “La surgencia de Cabo Catoche es cuando el agua del fondo, que es rica en nutrientes, sube y llega a la luz, donde el fitoplancton aprovecha estas condiciones y se reproduce rápidamente”, explicó Herrera Silveira.

De acuerdo con el investigador, las mareas rojas que tienen su origen por la entrada de Cabo Catoche son dinoflagelados (Scrippsiella trochoidea), mientras que las especies de los florecimientos algales debidos a la entrada de nutrientes a través del acuífero son diatomeas (Cylindrotheca closterium). Aunque la surgencia no es nociva en su lugar de origen, se vuelve nociva cuando se introduce al norte de Yucatán y se desarrolla en una sucesión de especies. Esta es la primera causa de los florecimientos algales nocivos, y ocurre principalmente debido a un dinoflagelado.

“A la par de esto, Yucatán no cuenta con sistemas de tratamiento de aguas residuales. Las actividades urbanas, las fosas sépticas, la actividad ganadera (principalmente porcícola y avícola), descargan sus aguas residuales a flor de la roca, pero esto se filtra hacia el acuífero y lo contamina; esta contaminación tiene como destino final el mar. Toda el agua subterránea, lo que llueve y se recarga en el acuífero va a llegar al mar, que es el último destino”, señaló el investigador.

En la época de julio y agosto el agua es transparente, cálida y calmada, condiciones que también son idóneas para el fitoplancton. Sumadas a la entrada de nutrientes por el acuífero, estas condiciones constituyen la segunda causa de los florecimientos algales nocivos.

“Entonces ya sabemos las especies, los porqués, los dóndes y los cuándos. Ya sabemos las causas, por lo tanto, podemos monitorear la entrada de agua para saber cuándo aumentan las probabilidades de que haya marea roja. Ya sabemos las especies y las condiciones de agua, entonces podemos monitorearlo para predecir y prevenir. A fin de cuentas, el problema con la marea roja son las pérdidas económicas asociadas, los riesgos a la salud y el malestar social por no poder disfrutar de las playas, convirtiéndose en un problema social ”, advirtió Herrera Silveira.

Utilidad de un monitoreo satelital

De acuerdo con el investigador, de contar con el financiamiento adecuado, la siguiente etapa del proyecto consistirá en el monitoreo a través de boyas oceanográficas de transmisión satelital en sitios como Progreso, Dzilam de Bravo y Cabo Catoche, por donde entran la marea roja y los huracanes, complementado con las visitas a campo que de forma ininterrumpida han llevado a cabo por más de 15 años. Con esto, se podrán observar los cambios en las condiciones de temperatura y las variables necesarias para prevenir los riesgos y costos que implica una marea roja para el estado.

“Nosotros ya sabemos cuáles niveles de temperatura, salinidad, nutrientes, luz, etcétera, encienden una alarma. Si se mantienen mucho tiempo tienes que ir al mar y hacer un muestreo específico. Mientras tanto no es necesario, se sigue monitoreando y se ahorran recursos cuando no se sabe si es o no una situación problemática”, apuntó.

Por Marytere Narváez

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