El mundo está viviendo una gran revolución cultural, lo antiguo vuelve como si fuera algo novedoso al mezclarlo con otras ideas distintas. Gracias a esto antiguas prácticas, ya casi olvidadas por algunos, resurgen volviendo con nuevos aires de modernidad, pero con su mismo espíritu.

En varias partes del mundo ha resurgido el gusto por los deportes con espadas, y no precisamente la esgrima deportiva olímpica creada por los franceses a finales del siglo XIX, sino por los antiguos estilos europeos de combate con espada.

Desde hace ya muchas décadas en América se han practicado otros estilos de esgrima oriental como el kendo, el iaido, el gumdo y las formas chinas de wushu o kung fu, incluso la eskrima filipina. Además, hay intentos de rescate de los antiguos sistemas de combate precolombino, pero el gusto por los antiguos estilos occidentales está renaciendo.

Podemos comenzar hablando del “combate histórico medieval” o HMB (Historical medieval battle) también llamado en francés “Buhurt”. Es un formato de combate dónde se utilizan armaduras completas de estilo medieval, debidamente validadas por seguridad, y utilizan distintas armas medievales de acero sin filo, pero que guardan su contundencia natural. Es muy espectacular, pues pueden lanzar golpes y patadas durante los encuentros.

Es muy practicada en casi toda Europa, pero ha ganado mucho terreno a nivel global. Incluso hay liga profesional de buhurt en varios países, y México tiene excelentes representantes en este sistema. Pero el costo de las armas y las armaduras completas, es algo elevado.

Existe otro sistema llamado HEMA (Historical european martial arts) en dónde se utilizan armas de acero sin filo o de polímero para no causar daño, además de que utilizan modernos cascos protectores y modernas casacas acojinadas para evitar salir lesionados en los encuentros. Se practica como una disciplina de esgrima deportiva, donde utilizan espadas mandobles, de mano y media (“bastardas”) y también utilizan las espadas tipo rapiers y sables de caballería. Este deporte tiene una gran aceptación en gran parte del mundo, por lo vistoso y artístico de sus combates.

Hay otro sistema denominado “artes marciales renacentistas”, o simplemente ARMA, el cual rescata las tradiciones marciales de la Edad Media y el Renacimiento europeo, con la diferencia de que esto sí es considerado como un arte marcial, no sólo un sistema de combate. Es una mezcla de esgrima antigua con distintos sistemas de combate sin armas como el savate y la antigua lucha libre. Utilizan armas de acero sin filo y de madera para sus ejercicios, sólo utilizan cascos de esgrima como protecciones, por lo que son muy estrictos y ponen mucho empeño en la correcta ejecución de todas sus técnicas.

También existe el modern sword fightin un sistema de combate deportivo surgido en Rusia, que en cierta forma emula al HMB. Este sistema sí está considerado como un arte marcial ruso, el cual cuenta, dentro de su mismo sistema, con distintos formatos de combate como la versión hard y las versiones con sable shashka o con sable oriental.

En los años 1970´s surgió un estilo de combate de espada netamente lúdico y mucho más sencillo, fue el softcombat, en el cual se utilizan réplicas de armas antiguas pero acojinadas, fabricadas con fibra de vidrio, tubería de plástico PVC, cubiertos por espuma de neopreno o foami. A mediados de los años 1990´s tuvo un resurgimiento, pero con aires más de competencia, e incluso a finales de esa década se realizaron los primeros torneos en Monterrey, México.

En toda Latinoamérica prosperó mucho el softcombat pues permite la aplicación de estilos de combate oriental y occidental, además de que la variedad de “armas” es muy diversa, incluso hay réplicas de armas de fantasía.

Lo que más ha permitido que el softcombat tenga la aceptación a nivel mundial que ha logrado, es lo económico y sencillo de fabricar sus todos sus instrumentos y la gran diversidad de técnicas que se pueden aplicar en sus combates. Es la disciplina más abierta a distintos estilos, aunque dependiendo de la región, puede tener alguna preferencia por estilos de esgrima occidental u oriental.

Hoy en día existen varios estilos de softcombat, entre ellos el que más ha prosperado ha sido el denominado softcombat deportivo, en el cual realmente se entrena técnicas de combate con simuladores deportivos de armas, lo que exige cierta disciplina y dedicación a sus participantes, los cuales utilizan protecciones básicas para evitar posibles lesiones.

El softcombat deportivo surgió como emulación de los antiguos sistemas de combate con armas, pero también de él surgieron otros formatos, como el wooden softcombat que utiliza simuladores deportivos fabricados de madera. Utiliza protecciones más especializadas en sus combates, y por el hecho de que las “espadas” son de madera, se tiene mucho cuidado con ellas, pues se exige mucha precisión en sus movimientos y también para cuidarlas para que no se dañen.

Lo más importante de todas estas disciplinas es que promueven los “antiguos” valores y virtudes de la caballería, como lo son la honestidad, la decencia, la justicia, el respeto, el honor y la dignidad.

No es solo agarrar una espada hecha de acero, madera, plástico o una acojinada, es quien la porta lo que importa. No es disfrazarse de “guerrero” y fingir algo que no se es; es vivir conforme a un código de ética, algo que hace mucha falta en estos días.

El moderno camino de la espada intenta rescatar esos valores y virtudes casi olvidadas por algunos hoy en día, pero que la sociedad contemporánea necesita revivir. No es solo saber blandir correctamente una espada, es saber vivir una vida con honor y dignidad, el antiguo camino del caballero, un camino que vale la pena seguir.

Aunque para algunos pareciera algo obsoleto, el manejo de la espada ha sido una disciplina que se ha mantenido de forma discreta en la sociedad, pues, aunque a nivel internacional se han realizado distintos torneos de esgrima, kendo, softcombat, modern sword fighting y HMB todavía hace falta una mayor difusión en los medios de comunicación de todas estas disciplinas.

Estos deportes nos brindan todos los beneficios de la actividad física deportiva, como lo es el mejorar nuestra condición física, y así aumentar nuestra fuerza y resistencia. Pero tienen un “plus”. La mayoría de los que se dedican a enseñar estas formas de combate, buscan promover las virtudes y valores humanos, como el honor, el respeto y la dignidad que todo caballero, o dama, debe de tener.

No existe un contrincante demasiado pequeño o demasiado grande en un combate, el principal reto es vencer son nuestras propias limitantes, pues la espada nos hace iguales a todos, hombres y mujeres pueden desarrollar la destreza en el arte de la espada y enfrentar por igual a cualquier tipo de reto.

Si llevamos al campo de la vida personal, podemos ver los beneficios de estas prácticas, pues nos ayudan a tener un mejor carácter y más valor para afrontar los retos que la vida diaria nos presenta. Uno aprende a tomar decisiones de manera rápida y efectiva, pues sabemos que una decisión rápida, pero sin pensarla puede llevar a un fracaso. Así es, uno aprende a razonar más rápido ante la presión para buscar una solución al reto que se nos presente.

Uno se puede enfrentar a 100 retadores con espadas, pero si no se sabe usarla, es igual a que no portar nada. A veces también así es la vida, obedece a los más diestros en el manejo de las decisiones; en otras palabras, a los estrategas, pues hasta en estos deportes se aplica la estrategia, esa fina arte de pensar para adelantarse a los movimientos del oponente.

A diferencia de las batallas de guerra, en los combates deportivos aprendemos de nuestros errores, pulimos nuestros defectos y fortalecemos nuestras habilidades para ser mejores en todos los sentidos. Nos puede ayudar a dejar vicios o conductas tóxicas, hasta fortalecer los valores humanos, o simplemente para obtener una mejor condición física.

No estamos hablando de ser samuráis, ninjas, templarios o paladines; simplemente ser practicantes del camino moderno de la espada, de la destreza del arma, caballeros o damas del arma blanca, hay muchas formas de llamarlos, pero todas son formas de recordar antiguos valores que la sociedad moderna ha ido olvidando por la turbulencia cotidiana y el tratar de sobrevivir al estrés urbano.

 

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