Una marcha en contra de la cesión de 2 islas a Arabia Saudita en el Mar Rojo, provocó la detención de 152 personas; las cuales fueron sentenciadas este sábado

El día 25 de abril miles de personas salieron a las calles, en el centro de El Cairo, para manifestarse en contra de la cesión de las islas Tirán y Sinafir; en el Mar Rojo; a Arabia Saudita. Dicha acción por parte del gobierno ha sido criticada principalmente por 2 razones. Por un lado, los manifestantes reclaman, que dichas islas son la recompensa por el financiamiento con el cual el gobierno de Arabia Saudita ha apoyado al gobierno del presidente Abdel Fatah Al-Sisi. Por el otro, un gran número de egipcios ve en la cesión de las islas una pérdida de la soberanía nacional.

Durante la marcha 152 personas fueron detenidas y este sábado 14 de mayo fueron sentenciadas a prisión. Pero ¿por qué fueron detenidas, y después sentenciadas, un número tan grande de personas en una marcha que fue pacífica de principio a fin? Para poder entender la reacción del gobierno egipcio tenemos que remontarnos unos años atrás.

Tras ser derrocado el primer mandatario Hosni Mubarak (quien estuvo 30 años en el poder) durante la primavera árabe en 2011, entró como presidente provisional Mohamed Hussein Tantawi. Durante la presidencia de Tantawi se celebraron las primeras elecciones democráticas en muchos años, donde ganó el líder islamita Mohamed Morsi. En julio de 2013 Abdel Fatah Al-Sisi (quien es el actual presidente) hizo un golpe de estado, con lo cual le arrebató el poder a Morsi; donde comenzó el financiamiento de Arabia Saudita al gobierno de Al-Sisi. A pesar de no tener poca popularidad en 2013, Al-Sisi hizo una serie de reformas constitucionales donde menguaba la presencia de algunos derechos humanos para la población. Entre estos derechos que perdió la población, la libertad de expresión se vió profundamente atacada; ya que se prohibió el derecho a poder manifestarse públicamente sin el consentimiento de las autoridades.

Bajo este nuevo marco legal, las autoridades de El Cairo detuvieron a 152 personas en la marcha del 25 de abril y este sábado el sistema penal egipcio los sentenció a cárcel. 51 manifestantes fueron sentenciados a 2 años de prisión, ya que infringieron la ley al manifestarse sin autorización del Estado. Mientras que los otros 101 fueron sentenciados a 5 años de prisión, ya que fueron encontrados culpables; además de manifestarse sin autorización; de terrorismo. 79 de estos 101 además deberán de pagar una multa de 100,000 libras egipcias (alrededor de 205,000 pesos); una multa difícil de pagar en un país donde el salario mínimo mensual rodea los 2,470 pesos, en caso de no poder cubrir la multa deberán de pagarlo con trabajos forzados.

La sentencia por terrorismo es otra evidencia de la concepción represora del gobierno de Al-Sisi, ya que la marcha fue convocada a través de una página anónima de Facebook; y no se ha encontrado la implicación de un grupo específico de personas. Sin embargo, el término “terrorista” ha sido un término bastante ambiguo en la interpretación de las autoridades egipcias en los últimos años; ya que se les ha inculpado de terrorismo a grupos islamitas, jóvenes activistas que participaron en la primavera árabe e incluso a algunos integrantes de barras de equipos de fútbol. Todos estos casos durante la presidencia de Al-Sisi.

Este encarcelamiento masivo es la última de un gran número de medidas represoras que el gobierno actual ha cometido, con las cuales ha incrementado su impopularidad. Han existido muchos otros casos donde la represión policial y el uso desmedido de la fuerza han sido protagonistas. Uno de ellos es el bombardeo al convoy turístico en septiembre donde murieron 12 mexicanos. En otros casos se ha podido evidenciar una brutal represión a grupos de islamitas y de activistas revolucionarios. La tortura que recibió un médico por no querer alterar su informe en las heridas de 1 policía y la muerte de 2 civiles, que se ocasionaron tras una riña; es otro de los casos. Así como la muerte del periodista italiano, Giulio Regeni, en manos de las fuerzas de seguridad.

Como podemos ver, los derechos humanos están en un gran riesgo en Egipto y no parece factible que haya un cambio mientras el mariscal Abdel Fatah Al-Sisi permanezca en el poder. Sin embargo, hasta el momento no hay ningún líder político que parezca que le pueda hacer competencia en las elecciones de 2018.

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