Berlín, Alemania, febrero de 2020.- Alejandro Lorente, escribe: “Reconocer un papelón ya significa haber recorrido la mitad del camino de liberación. Supone aceptar que no somos los buenos netos, que al desempeñar aquel papelón saquemos más de lo que creíamos: autoestima, sensación de sentido, etc., y que salir de esa posición cómoda nos va a dejar un tiempo a la intemperie. Ahora solo nos queda decidir si estamos dispuestos a abandonar nuestra cálida estancia, tan cómoda como pútrida, para salir al aire libre, un aire gélido, sí, cortante, que nos resulta desconocido, y que puede que nos asuste de entrada. Es normal tener miedo a lo desconocido, aunque la recompensa puede ser grande”.

La gallina clueca

Lorente clasifica a los actores del “Teatro de familia”. Protagonistas de una vida, en varios papeles: El hombre cartel, el hombre poliédrico (estos dos últimos no son papelones, sino realidades que compartimos todos) el salvador, el atlas, la víctima, el parásito, la gallina clueca, entre otros. A propósito de la gallina clueca, se pueden encontrar tanto en América Latina, así como en España e Italia. La gallina clueca no es una herencia española, porque en realidad, es una figura que tiene que ver con nuestro carácter latino, pero es algo nuevo. La mamá gallina como tal, es algo nuevo de hace cincuenta años, incluso menos. Antes era una mamá exigente. La gente no se quedaba tan tarde en casa, tampoco en México.

Significado de la palabra júbilo

Lo normal es que una persona a los 20 años se vaya, y si se quedaba en casa, permanecía bajo el orden marcial de la familia, donde había un padre que era el gran coronel y luego estaba la madre generala. Antes todo mundo entregaba el sueldo a la familia, custodiado en las arcas de la madre. Ahora todo eso ha cambiado, pues la familia es un ente solidario de los padres hacia los hijos, pues estos últimos no lo son. Antes era un ente solidario universal. Lorente también abordó el tema del vacío existencial del jubilado, su concepto es muy interesante, ya que él considera que es muy importante que la gente no se jubile, porque el significado de esa palabra viene de júbilo (no quiero decir que la gente no se jubile porque el significado sea júbilo. Creo que el júbilo es bueno, lo malo es que el 20% de las personas que se jubilan, se mueren el primer año, porque pierden el sentido) o de la alegría de haber hecho su trabajo, o si lo hace, puede buscar una motivación, encauzando esa energía en algo creativo. Quiero decir: jubilación viene de júbilo, por tanto, debería ser algo que nos llena de alegría, sin embargo, el 20 por ciento de la gente se muere al año de jubilarse. Y esto debería hacer que nos preguntáramos por qué.

Tu energía mental es mayor

“Otra cosa es que exista una dependencia económica mayor o menor, eso es otra historia. Una persona sexagenaria tiene mucha más experiencia que hace 20 años; por supuesto, tiene más años, pero al final, su energía mental es mayor, su sabiduría, su experiencia, todo eso ha mejorado de una forma exponencial. Entonces, en el momento que uno deja de tener, digamos, ese sentido de vida (vemos como) nuestras sociedades modernas han desarraigado a nuestros mayores de una forma radical. Por lo tanto, me quedo más con los conceptos de Erikson que con los de Freud (aunque la verdad, yo soy muy seguidor de Eric Berne, el creador del Análisis Transaccional, y su economía de caricias). Por citar un ejemplo, estaba en el gimnasio aquí en Berlín y me encontré con un asesor, un hombre mayor, que es un hombre de ascendencia árabe que siempre sonríe y le dije: ‘¡Qué bien te ves vestido de azul!’ y dijo que el cielo está tan poco azul que se vistió de azul para compensar. Él me dijo, ‘¡Qué bien vas vestido de amarillo!’ a lo que contesté: ‘Pues como en Berlín no hay sol me vestí de esta forma para compensar la luz del sol’. Lo que hicimos el árabe y yo fue darnos caricias”.

Diversidad de culturas

“Por lo tanto, llegué a la conclusión, de que en los países donde hay más sol, la gente está más acostumbrada a las caricias porque se dice: ‘Los rayos del sol lo acariciaban’. Esas caricias que tienen que ver con toda una cultura: la cultura latina, la cultura árabe, la cultura mexicana, pues México es un país de muchas caricias y, por otra parte, es un país con mucha violencia, tiene unas facetas muy brutales. También es cierto que en los países donde hay más caricias, también hay más violencia. Eso es muy curioso si se analiza un poco. Hay países como Costa Rica, pero no tiene esa profundidad que tiene México. Entonces, tienes todo en México: la gran caricia, el amor desmesurado y también la violencia. Considero que cuando uno consigue de cierta manera estar conectado con las caricias de la vida, dándolas y recibiéndolas, la vida se hace más interesante”.

El niño maltratado quiere maltratar

En occidente y en muchos países en todo el mundo, anhelan que llegue la jubilación porque no les gustan lo que hacen, porque están amargados o están deseando que llegue el fin de semana o las vacaciones; no disfrutan para nada el camino al trabajo, luego, cuando llega la jubilación, muchos de ellos se mueren al primer año. Por otra parte, cuando un padre maltrata a su hijo, este último desarrolla el mismo patrón de conducta con su propio hijo. ¿Por qué algunas personas repiten ese patrón de conducta y otros no? Lorente opina que es por la lealtad. Lo que sucede es que el niño maltratado quiere maltratar, o, todo lo contrario. Muchas veces basta que hayan sufrido tanto, para no querer repetirlo.

Hay una evolución en la humanidad

“Hay dos tendencias universales, es difícil que haya un camino intermedio, si le va a uno bien, elige una cosa o lo contrario, es lo típico; el padre alcohólico que está en la cárcel y no atiende a los hijos, y uno de ellos acaba alcohólico y también termina en la cárcel, y el otro acaba abstemio, haciendo una carrera y haciendo algo positivo en la vida. Eso es bastante común porque uno de los hijos sigue el camino del padre, pero ya queda el camino expedito para el otro, para hacer lo que quiera. La falta de libertad no es el problema. No obstante, hay una evolución en la humanidad, aunque medio mundo opina que está peor. Yo creo que el mundo, si se mira de una manera objetiva, es mejor, pues, si quieres, puedes tener una buena relación con tu esposa, tus hijos y tus nietos, que ya la quisieran haber tenido tus tatarabuelos”, manifestó.

Carga emocional

En varios países latinoamericanos tienen la costumbre de ponerles el nombre del padre o del abuelo a los hijos primogénitos. Nuestro entrevistado opina que es una carga emocional muy grande. Considera que no es partidario de ponerles nombres de la familia a sus hijos, por ejemplo, a su hijo le puso el nombre de Gabriel, y nadie en su familia tiene ese nombre; tiene seis hermanos y muchos tíos, y no le puso ninguno de esos nombres porque quería que su hijo fuera una persona nueva; evidentemente hay una carga de la inteligencia, de la bondad o de la maldad, todo eso está ahí en sus genes. El terapeuta y escritor considera una manía el llamarles a los hijos con el nombre del padre, Lorente no quiere un nuevo Alejandro, si tuviera otro hijo, tampoco lo llamaría Alejandro.

Hay que programarse positivamente

En el libro también se habla de la importancia del Yo Futuro. Asimismo, el lector puede encontrar un machote del contrato antes mencionado. El convenio por el que nos comprometemos a salir de los papelones y de los juegos nocivos para nuestra vida. Este Yo Futuro, de 80 años o la edad que consideremos oportuna, nos mira con indulgencia. Ya explicamos (en el libro) que no se trata de una cuestión esotérica, puede que no vivamos tanto tiempo. Pero también explicamos que una visualización errónea, la convicción de que nuestro futuro será aciago, facilitará el auto cumplimiento de la profecía. Si el lector quiere, puede escuchar el audio de conexión con el Yo Futuro en www.metodolorente.com , www.alejandrolorente.com , o busca en Google: Alejandro Lorente, Yo Futuro.

Trayectoria profesional

Alejandro Lorente es heilpraktiker (especialista en medicina natural) por el Estado alemán y Coach Emocional y de Salud. Desde hace más de 20 años recorre el mundo impartiendo cursos y tratando a miles de personas de toda clase y condición. Se ha especializado, entre otras cosas, en acupuntura, auriculoterapia e hipnosis. Es creador de diferentes sistemas de aprendizaje rápido, basados en la mnemotecnia, la fantasía y el humor. Forma a heilpraktikers en Alemania para el examen de Estado que les habilita para ejercer la Medicina Natural. Antes de dedicarse a la práctica médica ha sido periodista y deportista, actividad que le ha servido para crear un estilo propio dentro de la divulgación científica. Vive en Berlín, donde pasa consulta. También ha escrito varios libros: La vuelta al cuerpo en 40 puntos (EDAF), una introducción a la medicina china y a la digitopuntura, ya con 20 ediciones; ¿Tienes un minuto al día para mejorar tu salud? (EDAF), Los tres pilares de la salud (EDAF), Emodieta (Salsa Books), libro sobre el sobrepeso emocional, junto con la Dra. Reina García Closas; La vuelta a tu perro en 30 puntos, con el doctor en veterinaria Vicente Calderón; Introducción práctica a la Auriculoterapia-Sistema Noack y Teatro de familia (EDAF).

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