Berlín, Alemania, febrero de 2020.- Alejandro Lorente y su nuevo libro Teatro de familia. Protagonistas de una vida sin dramas ni papelones. Además de terapeuta y escritor, da un paso más en su voluntad de comprender y hacer comprender los caminos de la salud. En su extensa práctica como heilpraktiker afincado en Berlín, descubrió que gran parte del sufrimiento del consultante, y suyo propio, se había gestado en el seno familiar. La familia, como guionista, productora y directora de dramas, nos asigna un papel inconscientemente que ni identificamos ni nos permite ser nosotros mismos.

Así, Alejandro Lorente, con su ameno lenguaje y las viñetas de su experiencia con pacientes de todo el mundo, logra que nos libremos, si queremos, de esos roles sobreañadidos. Todo ser humano tiene una familia, con una presencia física directa o tan solo imaginaria, así que todo el mundo está invitado a leer este libro y a pisar fuerte entre bambalinas o bajo los focos que iluminan a los actores principales. Una magnífica manera de tomar conciencia de quien somos y por qué demasiadas veces no llegamos donde queremos.

Entorno familiar

El autor comenzó a utilizar esta terapia para tratar problemas corporales, y se dio cuenta de que había una estrecha relación entre los problemas físicos y los problemas emocionales, descubriendo así que, prácticamente, todos nacen de los contenidos que recibimos en la infancia, los contenidos informativos, los mensajes, etcétera. Esos mensajes, por su proyección, desarrollan muchos problemas cuando somos adultos, especialmente de las madres, y se crea un teatro en el que aparecemos. Cuando surge la vida nos encontramos con unos padres, unos hermanos, en el caso de que los haya, y a partir de ahí nos otorgan un papelón, y nosotros podemos rebelarnos con el papel del hijo rebelde. Pero al final, todo gira hacia esos años de socialización en torno al entorno familiar.

Milton Erikson

Lorente escribe una frase de Milton Erikson que dice: “Nunca es tarde para tener una infancia feliz”, sin embargo, Sigmund Freud tenía una propia: “Infancia es destino”. No obstante, para nuestro entrevistado, pesan más las palabras de Erikson que las de Freud, porque este último nace en un entorno heterogéneo, eso hay que dejarlo muy claro, era un genio; era un hombre con una visión muy importante en la Viena de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Era judío, salió de un entorno bastante neurótico de una sociedad católica; él tenía un lío muy grande. Entonces, él intenta deshacer ese entuerto y lo hace con una serie de ideas brillantes. Lo que sucede es que Freud fue tan conocido, y una figura muy importante en el siglo XX, por el relato que ofrece; es decir: huye de los nazis, llega a Londres y eso hace de él una especie de héroe, de rebelde, etcétera. En realidad, el sistema Lorente se acerca más a Milton Erikson, a Carl Gustav Jung y, sobre todo, a Eric Berne, con elementos de la PNL y las Constelaciones Familiares de Bert Hellinger.

Los contenidos negativos tú los puedes transformar

Pero, sobre todo, a modo de ver de nuestro entrevistado, y muy modestamente opinándolo, muy humildemente, considera que, siendo Freud un genio a nivel terapéutico, le parece menos interesante. En cambio, sobre Jung, que es un poco más fácil de entender con poco relato, es más difícil escribir una biografía o hacer una película que sobre Freud y, sin embargo, Jung es mucho más interesante a la hora de hacer un trabajo práctico. TE EXPLICO COMO LO DIRÍA YO, PUES ES REALMENTE COMPLEJO: El relato de Jung es menos impactante. No es perseguido por nadie, muere tranquilamente en su castillo junto al lago de Zúrich. Es más fácil hacer una película sobre Freud que sobre Jung (aunque una hermosa película, bastante desconocida, habla de la relación de Jung con una paciente enferma mental a la que sanó. Se titula: Te doy mi alma). Para nuestro entrevistado, y lo ha visto en miles de pacientes que ha tratado, tu vida, tu infancia, pueden tener una serie de contenidos negativos, pero esos contenidos negativos tú los puedes transformar.

De hecho, las personas que han tenido una infancia difícil, es muy probable que tengan una segunda mitad de la vida mucho mejor que la primera. En cambio, las personas que han tenido una infancia fácil, todo ordenado, van a tenerlo de entrada peor en la segunda mitad dela vida. Por lo tanto, Lorente se queda más con los conceptos de Erikson que con los de Freud. Aunque la verdad, Lorente es muy seguidor de Eric Berne, el creador del Análisis Transaccional, y su Economía de caricias.

Un amor mal entendido

“Este año estaré en la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara presentando nuevo libro y expondré algunos testimonios de pacientes que, a pesar de los mensajes, los han superado los mensajes, pues no les han hecho caso y siguen ahí”.

Es como en la Odisea de Homero, que, en uno de sus pasajes, los protagonistas lograron escapar de las Sirenas, cuyo canto hacía enloquecer a quien las escuchara. Es algo así como una hipnosis de los padres, que a muchas personas les dicen: “tú no vales nada”, “eres un inútil” y esas frases que son una orden post hipnótica muy fuerte, pero que, en la experiencia profesional de nuestro entrevistado, una vez que las personas salen se hacen conscientes del inconsciente y también se hacen conscientes, a un nivel más profundo, de que los padres les decían eso a sus hijos desde el amor: “no te metas ahí, para que no sufras”.

Para nuestro entrevistado, y lo ha visto en miles de pacientes que ha tratado, tu vida y tu infancia pueden tener una serie de contenidos negativos, pero esos contenidos negativos tú los puedes transformar. El mensaje era eso: “no te metas en líos”, “no te compliques la vida”; pero en el fondo estaban diciendo: “si tú no haces nada, no fracasas”. Es cuando uno se da cuenta que el mensaje no era desde el desamor, sino desde un amor mal entendido; si hubiese desamor, tal vez dicho individuo no sería tan amoroso con sus hijos.

Extraña paradoja

 “Yo estoy acostumbrado de hacerlo todos los días: cambiar las órdenes de esos padres que eran incompetentes, sin embargo, desde hace un par de generaciones, los padres tenemos la posibilidad del conocimiento, de la conciencia. Eso es algo nuevo en la historia de la humanidad desde hace un dos o tres décadas. Hasta entonces era todo inconsciente, era una vorágine y por eso hay que decirle gracias a Freud, no porque su sistema sea, en mi humilde opinión, realmente efectivo”.

“Para mí no lo es tanto, con todo el respeto de los psicoanalistas. Sin embargo, creo que Freud tuvo la gran visión de descubrir que había algo que iba más allá de lo que nosotros entendemos que hay. Que hay un mundo subterráneo de la mente, y esto lo descubre Freud. En eso hay que aceptar que era un gigante, un genio, porque antes que él nadie hizo eso. Ahora tenemos más conciencia que nunca o más posibilidades de conciencia que nunca y creo que podemos congratularnos, porque tenemos un mejor futuro. Podemos convertirnos en el padre, en la madre, que nunca tuvimos, es decir, en un progenitor amoroso. Esto puede que se lo debamos al carácter castrante de los padres, pues de alguna manera, si ellos hubiesen sido más amorosos, tal vez nosotros no seríamos tan amorosos con sus nuestros hijos”.

El lenguaje no verbal

En la escena tercera, el autor escribe: Cuando conversamos con alguien, solo una parte de la conversación consiste en transmitir mensajes verbales. De hecho, solo digerimos un porcentaje ínfimo de lo que dicen. Alguien nos convence más bien, por su tono de voz, por sus gestos, por su presencia, que por lo que dice realmente. El carisma de una persona es mucho ruido de gestos y movimientos y pocas veces nueces de palabras. Desde hace años formó en Alemania a heilpraktiker para el examen de Estado, una dura prueba de medicina convencional. El examen escrito es más lógico y justo: debes responder el 75% de las preguntas que te hacen. Pero a la hora de enfrentarse al examen oral, mucha gente no tiene en cuenta que la decisión del médico examinador tiene más que ver con cuestiones irracionales de filias y fobias, que con otras de carácter más objetivo. A lo largo del primer minuto de la prueba oral ya está prácticamente (a nivel inconsciente) tomada la decisión del examinador, a quien, como a todo el mundo, le gusta tener razón y hará lo posible para justificar sus sensaciones. Alea jacta est. Si la sensación es buena, tenderá, irracionalmente, a hacer preguntas más fáciles, y si es mala, más difíciles. Si teniendo buenas sensaciones ve que la persona examinada no se aclara demasiado, tenderá a preguntar hasta que sepa algo, para entonces tener más fácil aprobarla. Y en el caso contrario, buscará cualquier argumento para suspenderla, por mucho que conteste correctamente a las preguntas. Ésta es una tendencia general en todos los exámenes orales. (Continua mañana).

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