Ocurrió lo que nadie quería, pero muchos temían. Al parecer se dio el “rebrote”, o una nueva oleada (como lo manejan las autoridades), debido al alza de contagios por Covid-19. No sólo en Nuevo León, sino a nivel nacional, se está disparando la cifra de contagios y muertos por este terrible padecimiento.

Hasta el momento, en Nuevo León se tiene a 75,448 casos confirmados, 568 en las últimas 24 horas, y 4,186 defunciones por SARS-Cov-2, de las cuales, 40 se dieron en las últimas 24 horas, según datos de la propia Secretaría de Salud de Nuevo León.

A nivel nacional se tienen 854,926 contagios confirmados y 86,338 defunciones. El “rebrote”, o nueva oleada, es una triste realidad; originado principalmente por el descuido y la inconsciencia de la gente.

En esta ocasión, la culpa no es del gobierno federal por haber reaccionado tarde y de forma lenta. Como todos nos dimos cuenta, este rebrote es culpa de los que no se querían poner el tapabocas correctamente, o, simplemente, no se lo ponían.

Es culpa de todos esos que dejaron de sanitizar su ropa al volver a su casa del mercado, o de su trabajo. Es culpa de todos esos que dejaron de lavarse las manos correctamente con agua y con jabón. Es por culpa de todos los que pensaban: “No pada nada” o “Que te valga queso”.

Lo peor del caso, es que hasta las mismas instituciones bancarias reconocen que la pandemia en México está fuera de control. Los analistas que se dedican a estudiar estas situaciones deberían de ser más escuchados por las propias autoridades, si es que queremos salir bien librados de esta, y no continuar con una soberbia déspota que sólo aumenta la cantidad de muertos.

Necesitamos aplicar, pero de verdad, mano dura y cero tolerancia con la aplicación de las medidas sanitarias en el trabajo, en la calle y en el hogar. No puede ser que, por simples “descuidos”, se haya disparado el número de muertos y contagiados.

Debido a esto, las autoridades federales y estatales ya han girado órdenes de detener importantes festejos para la ciudadanía, como el Halloween, el Día de Muertos y el de la Virgen de Guadalupe. Aunque no faltará el irresponsable que hará su celebración, a escondidas, poniendo en riesgo la salud de toda la comunidad y su familia.

De la vacuna, todavía no vemos ni sus luces, esto a pesar de las promesas de que para finales de diciembre ya tendremos algo. Sólo esperemos que, cuando menos, para marzo del próximo año ya se esté normalizando todo con una vacunación obligatoria de toda la población.

Pero. por el momento, a seguir aguantando.

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