Todos deberíamos de saber que la amistad y el amor son sentimientos que nos hacen más fuertes y valiosos como seres humanos. El mes de febrero se conoce como “del amor y la amistad”, así dicen muchos comerciales que promueven distintos productos, pero ¿Qué son estos sentimientos en realidad? o ¿Qué representan?

Debemos de saber que la amistad es ese afecto personal, puro y desinteresado, que una persona llega a sentir por algún compañero de trabajo, vecino, o cualquier otra persona con la cual se tenga cierta similitud en gustos y preferencias, ya sea artísticas, deportivas o en aspectos profesionales.

Es la conexión que une a los buenos compañeros de un grupo, lo que los convierte en un verdadero equipo. Los amigos verdaderos se alegran de nuestros triunfos y nos apoyan para seguir adelante, y cuando nos ven tristes por algún problema, no se ponen a llorar con nosotros, sino que nos impulsan a seguir adelante para salir del bache en que nos encontramos.

Un verdadero amigo siempre estará ahí cuando realmente lo necesitemos, no importa que haya pasado mucho tiempo sin haberse visto en persona; él o ella nos brindará su ayuda cuando la necesitemos. En muchos casos, los lazos con los amigos llegan a ser mucho más fuertes que los lazos con los familiares, por eso algunos al referirse a ellos les llaman “hermanos de otra familia” o “hermanos de otra sangre”.

Ellos nos hacen ver nuestros errores, no como obstáculos, sino como oportunidades para ser mejores. La amistad es un sentimiento reciproco y una virtud que debemos enaltecer con nuestras acciones. Los auténticos amigos no te sumergen en vicios, ellos hacen lo posible por sacarte de ellos.

Por otro lado, ¿Qué es el amor? Un noble bardo diría: «La fuerza por la cual el humano debe vivir y darse hasta el último suspiro, hasta la última gota de sangre, pues es la fuerza que reanima la vida y marca la diferencia de existir y vivir, pues sólo con amor se puede vivir, y sin él, simplemente se existe».

En cierta forma tiene algo de razón, pero, en realidad, el amor es el afecto que nos hace buscar el bien y la felicidad de la persona amada; es el sentimiento que hace que las largas horas de trabajo parezcan cortas si con ellas se puede lograr la alegría del ser amado.

Se puede amar sin ser amado, pero no por eso se tiene que sufrir, pues el que ama se alegrará al ver que su amado o amada son felices. Suena algo triste, pero es la realidad. El auténtico amor nunca pide nada a cambio, sólo pide que se le permita darse. Por eso, sólo el que realmente ama a alguien tiene el valor de dejar ir lejos al ser amado, si es por su bien y por su felicidad.

Desgraciadamente, hay mucha gente que tiene miedo de llegar a sentir amor en su corazón por temor a que los lastimen, una actitud demasiado cobarde ante la vida. Sí, muy cobarde. El amor nos hace mucho más llevadera la vida, y la endulza a pesar de las malas noticias que nos puedan dar los demás.

Bueno, sí, el amor es sólo una reacción bioquímica en nuestro cerebro, pues sólo somos maquinas biológicas, pero eso es aparte, aunque eso también puede representar que tan sanos estamos de nuestra mente y cerebro.

El amor se puede manifestar de muchas maneras, no necesariamente de la manera romántica, pero cuando “llega al corazón”, no se le debe de reprimir, sino canalizarlo correctamente y disfrutarlo brindándolo a los demás. Pero tampoco debemos dejarnos arrastrar por un corazón desbocado, queriendo estar a la fuerza con la persona equivocada, como muchas veces ocurre, pues eso ya no es amor, sino un simple capricho de estar acompañado, por no decir que sólo es temor a la soledad.

Los humanos debemos dejar que en nuestro espíritu (mente) nazcan sentimientos como el amor y la amistad, pues nos enaltecen, y nos hacen mejores. Un buen amigo es un tesoro invaluable en la vida, y un corazón lleno de amor puede llegar a ser más cálido que un sol.

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