El pasado lunes a las 6 de la tarde se proyectó en la Cineteca Nuevo León el documental “Hasta los dientes” del cineasta Alberto Arnaut, una denuncia que busca justicia y castigo para los militares responsables del asesinato a sangre fría de los estudiantes del TEC, Jorge Antonio Mercado y Javier Francisco Arredondo, la madrugada del 19 de marzo del 2010 en las instalaciones del Campus Monterrey.

El evento superó las expectativas. La exhibición planeada resultó insuficiente y se tuvo que abrir una segunda para todas las personas interesadas en la historia de Jorge y Javier, su asesinato y el intento de encubrirlo por parte de las autoridades.

El documental

Mediante un lenguaje cinematográfico sobrio, en el cual permitieron que las imágenes hablaran por si solas, sin la necesidad de “voz en off”, Alberto Arnaut nos presenta a Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, estudiantes de excelencia y amigos desde que cursaban la carrera en la Universidad Tecnológica de Saltillo, quienes a base de mucho esfuerzo consiguieron ser becados por el TEC de Monterrey para cursar su maestría y doctorado, respectivamente.

Fotografías y anécdotas contadas por sus padres son el hilo conductor que nos lleva desde su infancia entrañable, hasta la realidad que vivimos hace apenas ocho años en nuestra ciudad; las balaceras, los titulares escandalosos en los noticieros, los bloqueos, la nota roja… la incertidumbre de saber si nos tocaría la mala fortuna de encontrar la muerte al doblar la esquina.

Con esta realidad violenta se toparon Jorge y Javier cuando salieron de la biblioteca en donde trabajaban su tesis, cuando se dirigieron hacia la salida del Campus para irse a descansar y se encontraron de frente con la unidad Néctar Urbano 4, el grupo de militares que les disparó, golpeó y torturó, para finalmente asesinarlos a sangre fría, con pleno conocimiento de que eran alumnos y quitándoles mochilas e identificaciones para intercambiarlas por fusiles que, teatralmente, pretendían convertir a los estudiantes en sicarios.

La grabación de la cámara de vigilancia en el acceso del Campus Monterrey nos resulta imprescindible para entender la metódica lógica asesina utilizada por el ejército; imágenes en baja definición que alcanzan a captar el escalofriante momento en que, presumiblemente, ultiman a uno de los estudiantes. La escena final no podría ser otra que la de los soldados destruyendo la cámara delatora.

El documental nos lleva de la mano al infame mundo de esta guerra civil; a la tensión de sus padres cuando pierden contacto con los jóvenes, la búsqueda, el drama de la identificación de los cuerpos, el mezquino control de daños por parte de los directivos del TEC, las condolencias fingidas de los políticos, las falsas promesas de justicia.

Nos muestra la evidencia, los testimonios de personajes clave que le dan forma a esta historia de muerte, corrupción, lucha por el poder, encubrimientos (“cuidar las formas” le dicen). El mundillo asqueroso que no creyó necesario limpiar el nombre de dos jóvenes humildes, cuyos apellidos no asomaban gran alcurnia ni eran reconocidos en el mundo empresarial regiomontano. Dos estudiantes becados, foráneos, por los que no valía la pena ensuciar el nombre del Tecnológico de Monterrey, ni arriesgar que “se cayeran las matriculas”, “se vayan los estudiantes extranjeros”.

Así, el documental indigna, duele, genera impotencia y rabia. Es una obra que sostiene su ritmo de forma efectiva a lo largo de la hora y cuarenta y cinco minutos de duración. En ningún momento se cae o se torna densa. Su mensaje cala hondo y su estructura le permite ser clara y contundente.

La búsqueda de justicia

El documental “Hasta los dientes” fue bautizado así debido a que la primer mentira de la SEDENA fue que los jóvenes “eran sicarios que iban armados hasta los dientes”.

La versión oficial inmediata tuvo la intención de hacer creer a la sociedad que las personas fallecidas eran sicarios; sin embargo, las cámaras de vigilancia del TEC y los testimonios en el documental, nos ofrecen una realidad mucho mas macabra, la de una ejecución extra policial de dos jóvenes bajo la premisa de que “los muertos no hablan”, la tortura para dejar sus rostros irreconocibles y la contaminación de la escena del crimen. En fin, la criminalización de los estudiantes con la intención de que “nadie los reclamara”, de desaparecerlos, como se estaba haciendo con cientos de personas a lo largo y ancho del país.

El trasfondo político de este asunto se ve claramente en las aspiraciones políticas del General de División del Estado Mayor, Cuauhtémoc Antúnez Pérez, nombrado Secretario de Seguridad Pública de Nuevo León al inicio del mandato del Gobernador Jaime Rodríguez Calderón, en el 2015. También en la falta de respuesta del TEC de Monterrey, más preocupado por la publicidad negativa que por el asesinato perpetrado dentro de sus instalaciones.

La intención original de encubrir el crimen se transformó, ante la presión de la sociedad y la comunidad estudiantil, en un intento por minimizar los hechos. La SEDENA nunca declaró oficialmente que los estudiantes no formaban parte del crimen organizado, se limitaron a dejar que la noticia se perdiera entre la oleada de nota roja que se generaba a diario. “Aquí no pasa nada” mencionaría un guardia del TEC al día siguiente mientras limpiaban la sangre a “manguerazos”.

Según información publicada por Proceso el 22 de octubre del 2015, Cuauh­témoc Antúnez Pérez, comandante de la Séptima Zona Militar entre el 2008-2012, redactó un informe (obtenido por Proceso de la plataforma Mexicoleaks) dirigido “a la superioridad” el 5 de abril de 2010 (folio 08739) y membretado por la Secretaría de la Defensa Nacional, donde declara que Jorge y Javier murieron durante “un enfrentamiento del Ejército con delincuentes”, que de un vehículo “descendieron dos personas más que, ahora se sabe, respondían a los nombres de Javier Francisco Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso, quienes comenzaron a correr a la entrada del Tecnológico de Monterrey, ubicada en la confluencia de las avenidas Garza Sada y Luis Elizondo, lugar en el que cayeron muertos”.

Este informe fue redactado a raíz de que se abrió la queja CNDH/2/2010/1508/Q en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. En agosto del 2010 se emitió la recomendación 45/2010, la cual concluyó que el Ejercito disparó a los jóvenes, que estos nunca estuvieron dentro de la camioneta mencionada, que la escena del crimen fue manipulada para sembrarles armas y que los cuerpos presentaban heridas por impacto de bala realizados a corta distancia.

El comunicado emitido por Gobernación, lamentando la muerte de los estudiantes, nunca menciona la forma en que estos fallecieron. A la fecha no se ha dictado sentencia a los seis militares involucrados en este asesinato, de los cuales tres están detenidos, dos están libres y trabajan para el crimen organizado y uno se encuentra desaparecido. El ejército nunca se disculpó públicamente ni aclaró que Jorge y Javier eran estudiantes y no sicarios. Mucha gente sigue pensando que murieron “por accidente durante un fuego cruzado”, cuando la realidad es que fueron ejecutados.

Una de las mayores virtudes de “Hasta los dientes” es que humaniza el conflicto. Cuando Monterrey vivió la cruda “guerra contra el narcotráfico” comenzó un proceso de deshumanización, de normalización de la violencia; los cadáveres en las calles eran solo números que alimentaban las gráficas de los noticieros. La sangre derramada se volvió invisible para una ciudad que perdió la capacidad de sorpresa ante la crueldad del narco.

Este documental saca del anonimato a estos dos jóvenes y nos recuerda que pudieron ser nuestros amigos, primos o vecinos. Que eran hombres que trataban de llevar su vida por el camino correcto, sin imaginar que la muerte los iba a sorprender de una forma cruel e inhumana, sin saber que serían devorados por la sistemática y fría “máquina de matar” en que narcotraficantes y militares se habían convertido.

El testimonio de los padres y familiares de Jorge y Javier desbordan esta humanidad, muy necesaria para contar esta oscura historia. Rosa Elvia Mercado Alonso, madre de Jorge, dirigió las siguientes palabras al publico que presenció el documental en la Cineteca: “Dios me ha enseñado a aceptar su voluntad. Porque me repito constantemente que su voluntad es agradable y es perfecta”, este es el consejo que siempre daba a su hijo cuando las cosas se complicaban.

Próximas exhibiciones

Erick García, productor del documental, nos confirmó que la intención es exhibirlo en la mayor cantidad de foros posibles; actualmente forma parte de la gira de cine Ambulante, la cual tendrá como próximas sedes: Veracruz, 21 y 22 de marzo, Morelia, días 27 y 28 y Puebla el 1 y 2 de abril. Además, se presentará en el prestigioso festival de derechos humanos Movies that matter, en La Haya, Países Bajos, los días 24, 25 y 28 de marzo; este festival proyectará el filme en universidades y bibliotecas públicas como parte de su sección The best of movie that matters. La gira Ambulante concluirá en la Ciudad de México, entre el 3 y 17 de mayo, una oportunidad más para ver este impactante documental, preservar la memoria y buscar justicia.

 

Referencias:

http://www.proceso.com.mx/418857/revelacion-de-mexicoleaks-la-mentira-del-general-antunez

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