El gallo “Giro” y el “Colorado” ser volvieron a enfrentar en un ruedo clandestino en la zona sur de Monterrey, pero en ésta ocasión la suerte de perder le tocó al Colorado.

El dueño del Giro se llevó el premio de la apuesta, varios miles de pesos, el Giro sólo volvió a su jaula con varias heridas causadas por su contrincante. El Colorado perdió la vida y terminó descabezado a las afueras de un centro comercial de la Colonia Contry en Monterrey.

Y no ha sido el primero, sobre la Avenida Alfonso Reyes hace más de un mes fue encontrado tirado otro gallo de pelea muerto a las orillas de un lote baldío; en esa ocasión era un gallo Giro el que yacía sin vida entre los arbustos.

Otro gallo de pelea más fue encontrado hace varias semanas cerca de un parque en la Colonia Contry Tesoro, como siempre el mayor perdedor de las peleas de gallos es el propio gallo, el humano sólo pierde dinero, el gallo pierde la vida en ese cruel espectáculo de entretenimiento.

Algunos le siguen llamando a eso una tradición cultural, pero viéndolo a la luz del conocimiento actual, sólo es una barbarie romantizada y blanqueada por el astroso gusto de ver sufrir animales por diversión.

Hoy en día no es raro ver algunos locales donde tienen enjaulados (¿criándolos?) gallos de pelea por la Avenida Nuevo León y por la Avenida Plutarco Elias Calles, en el municipio de Guadalupe. Nadie sabe su destino, sólo ahí los tienen la va vista de todos, y los venden aproximadamente en $3,500 cada uno.

El problema es que mucha gente sigue viendo ese tipo de espectáculos como una “tradición”, al igual que las corridas de toros, en donde el que siempre pierde, aunque haya hecho muy bien su “trabajo”, es el toro.

Costumbres antiguas y barbáricas que se mantienen dentro del ocio en pleno siglo XXI que no le aportan nada virtuoso a una sociedad que necesita despegarse de muchas ideas arcaicas si quiere llegar a ver la luz del siguiente siglo.

Algunos dicen que las peleas de gallos clandestinas se siguen realizando en el municipio de Santiago en ciertas quintas durante las noches en los fines de semana, pero ninguna autoridad actúa contra ellas porque nadie las denuncia, a la gente de esos lugares les gusta eso todavía, además de una complicidad compartida que les reditúa ganancias a los participantes de esos eventos.

Además, un gallo muerto no vale nada, sólo queda el recuerdo del dolor de su martirio en el imaginario de quien lo cuidó de pequeño y de quienes son amantes de los animales.

Se dice que sólo quienes son buenos con los animales, serán buenos con las personas, pero quienes son crueles con los animales, no podemos esperar nada bueno de ellos.

Ahí se las dejo de tarea. 

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