De acuerdo a las cifras publicadas el pasado viernes 23 de febrero por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGFI) el Producto Interno Bruto (PIB) de México cerró el 2017 con solamente un 2.0% anual con respecto al periodo anterior, lo que representa el crecimiento más bajo en lo últimos cuatro años, lastrado por una baja actividad industrial y por una moderada desaceleración del sector servicios. Este porcentaje está por debajo de las estimaciones del mercado los cuales apuntaron a un 2.1% en el PIB. Durante el 2016 el incremento fue de 2.7 por ciento; mientras que en 2015, la economía creció 3.3 por ciento, y en 2014 fue de 2.8 por ciento.

La contracción en el porcentaje se debió entre otras razones a que la producción del país fue frenada por una menor demanda en el sector de servicios, que aportan la mayor parte del PIB mexicano. Esto debido a que el sector terciario representa casi el 65% de lo que se produce en el país y en 2017 reportó el menor crecimiento en tres años.

Otro factor que contrajo el PIB dio en el sector industrial, que concentra otro 30% de todo lo que se produce en México. El PIB industrial en el transcurso del año cayó por primera vez en tres años, retrocediendo 0.6% en comparación con 2016. Ésta también destaca como la mayor contracción para el sector secundario en ocho años, desde 2009.

Por su parte el sector agropecuario también sufrió una desceleración con respecto al periodo anterior, y a pesar de que representa el menor entre los tres grandes grupos de actividad, ya que aporta poco más del 4% de la producción nacional, ésta también se desaceleró respecto a 2016. Al cierre de 2017 las actividades del agro apuntaron un crecimiento de 3.3%, que resalta como el menor aumento a partir de 2015.

Alberto Ramos, analista económico de Goldman Sachs comentó: “Este crecimiento implica una desaceleración significativa, pero es notable dado el contexto macroeconómico general, como la aceleración de la inflación, política fiscal y monetaria más restrictiva, producción petrolera en fuerte declive y una mayor incertidumbre política relacionada con la renegociación del TLCAN y las próximas elecciones presidenciales y legislativas”.

De acuerdo a Alejandro Cervantes, economista senior de Banorte, los altos niveles de inflación que se han presentado en el país han impactado significativamente en el consumo privado, qué es el principal motor de la economía en México,  lo cual ha provocado la caída de los tres sectores más importantes de la economía. Adelantó que el panorama para la economía mexicana en este 2018 contempla retos importantes, sobre todo durante los primeros seis meses del año debido a que la desaceleración del mercado podría incrementarse ligeramente.

El analista consideró que puede haber un repunte en el consumo de bienes y servicios debido a las campañas electorales que podría resultar benéfico para la economía. Pero la incertidumbre generada por este proceso y por las negociaciones con Estados Unidos y Canadá en el TLCAN, podrían poner freno a los flujos de inversión privada. Por lo que las exportaciones de mercancías mexicanas deberán anticiparse a mayores restricciones en el futuro.

Cervantes dijo que: “el PIB presentaría un menor ritmo de crecimiento durante la primera mitad del año”, y añadió que  “en la medida que la incertidumbre en torno a los eventos ya descritos se vaya disipando, la economía mexicana será capaz de generar un mayor crecimiento económico, acompañado de una inflación decreciente, en un ambiente de estabilidad y sin desequilibrios externos”.

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