China ha puesto en marcha el radiotelescopio más grande del mundo, una gigantesca instalación de quinientos metros de diámetro que busca ayudar a entender el universo y con el que Pekín quiere potenciar su presencia y su prestigio en la ciencia internacional.

Varios cientos de investigadores de China y otros países asistieron al acontecimiento, que puso fin a un proyecto concebido en 1994, según informó hoy la prensa oficial.

El presidente chino, Xi Jinping, envió un mensaje de felicitación a los científicos e ingenieros responsables de la construcción y puesta en marcha del proyecto, con el que China busca colocarse a la cabeza de distintos ámbitos de la investigación internacional.

El radiotelescopio ofrece una plataforma especialmente potente para captar las señales de radio del espacio y profundizar la investigación sobre la ciencia básica del universo y la búsqueda de posibles señales de vida extraterrestre.

El dispositivo, conocido por sus siglas en inglés FAST, está situado en una zona montañosa del condado de Pingtang, en la provincia de Guizhou (suroeste) y su construcción, que comenzó en 2011, concluyó a comienzos de julio pasado.

La bandeja está formada por 4.450 paneles con una superficie total equivalente a unos treinta campos de fútbol, y su medio kilómetro de diámetro supera con mucho al de Arecibo (Puerto Rico), que con sus 305 metros era desde 1963 hasta ahora el mayor radiotelescopio del mundo.

El presupuesto del proyecto ha sido de 1.200 millones de yuanes (165 millones de euros o 180 millones de dólares).

China estrena el radiotelescopio más grande del mundo. Foto por ReoutersPara la construcción fue necesario desalojar a 9.000 residentes de la zona, lo que costó otros 1.800 millones de yuanes (240 millones de euros, 270 millones de dólares).

Además, las población que ha quedado en sus alrededores tienen limitado el uso de dispositivos de telecomunicaciones (como teléfonos móviles) para no interferir con las operaciones del radiotelescopio.

Las autoridades exigen un «silencio de radio» de cinco kilómetros en torno al radiotelescopio, y sus visitantes deben apagar los teléfonos móviles.

La zona fue elegida debido a su aislamiento de áreas densamente pobladas y a que su conformación topográfica permitía realizar la construcción de la pantalla con menos obras de preparación del terreno.

El radiotelescopio se empleará en analizar ondas de radio procedentes del espacio para ayudar en la comprensión de los orígenes y la formación del universo, pero también en la búsqueda de posible vida extraterrestre.

Zheng Yong-Chun, científico del Observatorio Astronómico Nacional de la Academia China de Ciencias, explicó a Efe que probablemente harán falta algunos meses para ajustar el complejo sistema de equipamiento e instrumentos de la instalación.

Zheng destacó el gran valor del FAST para la investigación que ayude a entender los orígenes y la formación del universo, aunque «también vamos a usar el radiotelescopio para buscar señales de vida» extraterrestre.

Este científico asegura que el nuevo radiotelescopio permite «desarrollar muchos campos de investigación» en diferentes áreas de la astrofísica.

Qian Lei, otro investigador espacial la Academia Nacional de Ciencias, resumió que «el objetivo final del FAST es descubrir las leyes del universo y las leyes de la formación, evolución y movimientos de los cuerpos celestiales».

«Si existen civilizaciones extraterrestres, en principio las señales de sus comunicaciones pueden ser similares a las que recibimos de los pulsar» (estrellas de neutrones que emiten radiaciones electromagnéticas de forma periódica), añadió Qian en declaraciones a la televisión estatal china CCTV.

Aunque China prevé que el FAST será el instrumento líder en este tipo de investigación durante los próximos 10 a 20 años, otras iniciativas internacionales buscan poner en marcha sistemas aún más ambiciosos.

Así, el sistema SKA, una iniciativa conjunta de 16 países (entre ellos China) prevé construir entre 2018 y 2020 un sistema de antenas en varios puntos del hemisferio sur, que abarcarían un kilómetro cuadrado de superficie, en lo que sus promotores aseguran que será el radiotelescopio más potente del mundo.

Además, China está desarrollando un ambicioso programa espacial, en el que además del envío de sondas a la cara oculta de la Luna y a Marte, prevé poner en órbita una estación espacial propia, con el primer módulo lanzado en 2018 y el conjunto ensamblado en 2022.

Hace solo diez días, China lanzó al espacio su segundo laboratorio espacial, el Tiangong-2, que recibirá a mediados de octubre una misión tripulada, como antesala del lanzamiento de la estación permanente.

Con información de EFE.

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