«En mis tiempos les decíamos borregos, ahora les dicen chairos, pero son lo mismo; personas ignorantes e incultas que venden su apoyo por esperanzas insufladas y falsas promesas».

Hoy vemos como el internet y las redes sociales se impregnan cada día más de pseudo -intelectuales, pseudo – estudiosos, pseudo – periodistas y demás personaje similares que solo por tener donde hacerlo expresan sus opiniones basados en sus arrebatos emocionales o en sus carencias culturales e intelectuales.

En pocas palabras, son simples opinólogos que se creen sabelotodo, se postulan a sí mismos como si fueran los dueños de la verdad absoluta e incuestionable. Son fanáticos de alguna filosofía política o de alguna religión, pero solo eso son, simples fanáticos, individuos con un vacío existencial que tienen que llenar con alguna falsedad para sentirse bien con ellos mismos.

Es increíble el camino que está tomando Latinoamérica con tanto líder populista que destruye a sus propios países, desde Estados Unidos hasta Chile tenemos ejemplos muy lamentables de líderes políticos que solo buscan el apoyo de los jodidos, para enriquecerse ellos y dejar más jodidos a los demás.

En mis tiempos les decíamos borregos, ahora les dicen chairos, pero son lo mismo; personas ignorantes e incultas que venden su apoyo por esperanzas insufladas y falsas promesas. Por eso ganan esos líderes, porque los borregos solo siguen el cencerro que lleva el otro borrego, pero no saben en realidad quien los pastorea.

Cada día vemos más gente inculta que está en contra de la aplicación de vacunas a los niños, y digo gente inculta pues son eso, incultos e ignorantes que solo siguen unas publicaciones tendenciosas en internet o lo que dijo alguna conductora de televisión o radio, igualmente inculta e ignorante. Recuerden que no porque salgan en la televisión o radio son gente inteligente, a como están los parámetros de valores y calidad de contenido en los medios masivos, posiblemente solo están por bonitas o porque le gustaron a algún productor.

El agua alcalina no previene ninguna enfermedad (mucho menos el cáncer), eso es falso, pero sí fuerza demasiado los riñones, ni siquiera sirve para hidratar bien. Pregúntenle a un farmacólogo o a un médico real para que se los aclare, mis queridas linduras.

Ahora está de moda “criticar” a los que exigen respeto por sus derechos y libertades, pero les aclaramos que no existe eso que llaman «derechairos» o «libertichairos»; son gente con la dignidad y honestidad para reclamar derechos y libertades de todo ciudadano tiene. ¿A poco luego van a salir con que son «aire-limpio-chairos» los que quieren respirar aire limpio?

Es muy sencillo predicar con los ojos cerrados, pero lo importante es poder predicar con la boca cerrada. Y esto va para los que se dicen defensores de la familia y los niños, pero se la pasan atropellando y atacando la libertad y dignidad de los demás cuando no creen en sus mismas supersticiones. Para los que ya se rasgaron la ropa, les recuerdo que una superstición es toda creencia, contraria a la razón, a la que se le atribuye una explicación mágica o sobrenatural.

Recordemos lo que dijo el gran dramaturgo noruego Henrik Ibsen: «No, la mayoría no tiene razón nunca. Esa es la mayor mentira social que se ha dicho. Todo ciudadano libre debe protestar contra ella. ¿Quiénes suponen la mayoría en el sufragio? ¿Los estúpidos o los inteligentes? Oid, la mayoría tiene la fuerza, pero no tiene la razón». Y hoy de nuevo lo confirmamos, ellos ganaron… pero al ganar terminaron perdiendo. Se los dijimos.

Belduque

Periodista y editorialista especializado en temas de misterios, cultura y ciencia.

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