Parecería ser solo el título de una canción, pero desgraciadamente es una pregunta que nos da miedo siquiera pensarla.

¿Qué creen que esté pasando con la humanidad?¿acaso está perdiendo los principios básicos de una convivencia adecuada?¿o siempre ha sido así?

Son cosas que siempre han estado pero ahora son más frecuentes y debido a los diversos medios de comunicación nos enteramos más pronto de dichos acontecimientos, pero en general son problemas que se están agravando y se seguirán incrementando con el transcurso del tiempo, es triste sí, pero real.

En el núcleo familiar se está viviendo la desigualdad, la división, las Contiendas, el desamor, entonces que se puede esperar de la humanidad en general.

Deambulamos por la miseria y, encima, hacemos propaganda de ella. Si aquello en lo que enfocamos la energía crece, no es de extrañar que sigamos bañándonos en mares de porquería. Pero,

¿Hasta cuándo?

Venden más el sexo, la pornografía y Playboy  que el Amor; es más noticia la corrupción que la honestidad y los buenos gestos; atraen más audiencia los programas basura que la Cultura.

Hoy en día todo se basa en la superficialidad, el consumismo extremo, el aborregamiento mental y el caprichoso.

Después de todo lo que he podido ver creo que el fin del mundo está en la pérdida de inteligencia de la población.

La tecnología nos facilita la vida, nos conecta con más personas, nos da las respuestas a todos, pero con esto también viene algo malo; es adictiva, se tiene menos contacto con las personas (personas de tu entorno) y nos vuelve más inútiles al estar acostumbrados a tener todo fácil.

En las noticias, en internet, cada día se ven más aberraciones, padres que matan a sus hijos, hijos que matan a sus padres, violación a menores por sus padres, pornografía infantil, asesinatos en escuelas entre los mismos alumnos, políticos que en vez de ser la cabeza de un país son el más grande enemigo, terrorismo, muerte, guerras, etc.

Nos estamos matando los unos a los otros, nosotros mismos estamos haciendo que nos extingamos en algún momento.

Los niños prefieren estar todo el día en la computadora o Tablet en vez de salir a jugar. ¡Por Dios, son niños! Está bien que jueguen un rato en la computadora, celular o Tablet, pero también tienen que correr, jugar, hacer amigos, salir de casa. Es parte de su desarrollo. Es lamentable que estudios psicológicos digan que los que nacieron entre 1990 y 2000 fueron la última generación en tener infancia.

Antes modas eran un peinado, un tipo de aretes, alguna prenda de vestir, no trastornos psicológicos, algunas chicas ven como normal padecer anorexia, bulimia, depresión, la autolesión.
Ya lo dijo Sócrates “Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros”

Ninguno nacemos siendo padres, pero hasta cierto punto es importante considerar ciertos factores que son importantes en la vida diaria sobre todo en estos tiempos en los que estamos viviendo, hemos leído alguna vez, escuchado de algún profesional o tal vez los hemos omitido por no considerarlos importantes pero ya no son simplemente palabras plasmadas en un papel, ya es de carácter urgente que lo apliquemos hoy en día con nuestros hijos.

No adores a tus hijos. Muchos de nosotros vivimos en comunidades que se desviven por los hijos. Los estamos criando en hogares completamente centrados en ellos. A nuestros hijos les encanta, claro está, porque nuestras vidas giran en torno a ellos.

Es importante tener en cuenta que nuestros hijos han sido creados para ser amados, no idolatrados. Por tanto, cuando les tratamos como si fueran el centro del universo, creamos un falso ídolo. En vez de un hogar centrado en los niños, deberíamos intentar centrarnos más en el amor. Así, nuestros hijos se sentirán queridos, pero entenderán que en el amor, el altruismo va por encima del egoísmo.

No creas que tus hijos son perfectos. Una cosa que suelo oír frecuentemente de los orientadores o maestros es que los padres de hoy en día no quieren oír nada negativo sobre sus hijos. Es mejor intervenir antes de que la situación se nos vaya de las manos. Es más fácil tratar a un niño problemático que reparar a un adulto destrozado.

No trates de ser el mejor amigo de tu hijo (a). El problema ocurre cuando los padres dejan de ser padres y no son capaces de asumir sus responsabilidades, aunque a veces cueste, tratar de ser el mejor amigo de tu hijo(a) solo puede llevar a una permisividad excesiva, y a que tomes decisiones desesperadas por temor a no contar con su aprobación. Esto no es amor, sino necesidad.

Nuestro trabajo consiste en descubrir sus dones innatos, y en tratar de guiarlos por el buen camino.

Hay que dejar que disfruten y crezcan a su propio ritmo, así que, en primer lugar, deben explorar sus intereses sin miedo al fracaso y, en segundo lugar, no tienen que sentirse agobiados.
Los hechos pesan más que las palabras. Quiero que mi hija tenga sabiduría, pero de lo que a veces me olvido es que mis ejemplos ensombrecen mis palabras. Cómo respondo al rechazo y a la adversidad, cómo trato a mis amigos y a los desconocidos, el amor y respeto hacia los animales, ella se da cuenta de todas estas cosas. Y mi actitud le da permiso para comportarse de la misma manera.
Si quiero que mi hija sea maravillosa, yo también tengo que aspirar a lo mismo. Tengo que ser la persona que espero que sea ella.
Juzgar a otros padres… y a sus hijos. Independientemente de lo mucho que difieras en la forma de educar que tienen otros padres, no es tu misión juzgarlos. Nadie es completamente bueno ni completamente malo; todos somos un poco de todo, todos luchamos contra nuestros propios demonios. Nunca sabemos por lo que alguien está pasando, ni cuándo nos veremos en una situación parecida. Aunque, en ocasiones, no podamos evitar tener nuestros prejuicios, deberíamos controlarlos y tratar de entender a la otra persona en lugar de llegar a conclusiones precipitadas.

Subestimar el CARÁCTER. Si hay una cosa que espero hacer bien con mi hija es conseguir que tenga un buen CORAZÓN. El carácter, la fibra moral y una brújula interna son los cimientos que forman la base para un futuro feliz y saludable. Esto es más importante que cualquier boletín de notas o que cualquier trofeo que gane.

Muchos de nosotros, ante la carga y las preocupaciones por la familia, el trabajo y los hogares (y a menudo sin contar con la ayuda que necesitamos), huimos de la presión sin resolver la situación. Si tu hijo manifiesta tristeza, enfado o miedo y tú te burlas de él, lo humillas, lo ignoras o te ríes, estás minimizando sus sentimientos. Básicamente, le estás diciendo que lo que siente está mal y por consecuencia el repetirá los mismos patrones con la gente con la que conviva.

En lo personal hace seis años, fui bendecida con una niña relajada, sin preocupaciones, del tipo de quienes se paran a oler las rosas, cuando tenía que estar en algún sitio desde hacía cinco minutos, ella insistía en intentar sentar y ponerle el cinturón de seguridad a su peluche, cuando necesitaba pasar rápidamente a comprar alguna cosa, se paraba a hablar con la señora mayor que se parecía a su abuela, cuando tenía 30 minutos para ir a correr, quería detenerse cada cinco minutos para acariciar a cada perro con el que nos cruzábamos. Mis palabras siempre eran las mismas, apúrate, date prisa, no tenemos tiempo, le daba más importancia a las cosas más insignificantes.

La verdad duele, pero la verdad cura, ahora mi prioridad es pasar tiempo de calidad con ella y me acerca a la madre que quiero ser.

La infancia es un momento de juegos y de descubrimientos. Cuando metemos prisa a los niños, les estamos robando una etapa inocente por la que nunca volverán a pasar.

El mundo que vendrá, la sociedad futura, los harán los niños de ahora. Si educamos y formamos a nuestros hijos con valores y moral adecuada, tendremos mayores posibilidades de que creen y formen una sociedad mejor, que vivan en un mundo mejor.

“No preguntes qué mundo dejaremos a nuestros hijos, la cuestión es qué hijos dejaremos a este mundo”

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