Desde 1952, en que fue editado por vez primera en París «El diario de Ana Frank» se han hecho más de 50 ediciones en todos los idiomas importantes, contabilizando hasta la fecha más de 25 millones de ejemplares vendidos, muchos de ellos a la fuerza.

Por Héctor Medina Varalta

En el citado texto que tengo en mis manos dice: Este libro es la obra maestra de una niña judía, quien sufrió la persecución de los nazis alemanes. Ana  Frank y otras siete personas vivieron escondidas durante dos años en una buhardilla, temiendo siempre que la Gestapo (la policía nazi) los descubriera. Durante todo ese tiempo, la pequeña Ana llevó un diario, al que cariñosamente llamó “Kitty”. En sus páginas plasmó todas sus vivencias y sus más íntimos sentimientos. En 1944 el lugar donde se escondían fue descubierto. Ana murió en un campo de concentración tras ocho meses de cautiverio. Traducido a 55 idiomas, El diario de Ana Frank es un clásico de la literatura contemporánea, testimonio vivo de la crueldad nazi y uno de los libros más leídos en todo el mundo y en todos los tiempos.
No obstante, el mencionado diario fue puesto bajo tela de juicio por Pedro Varela quien escribió, El Mito de Ana Frank, Varela escribe: “El mito, ¿o tendríamos que decir el timo de Anne Frank?, es probablemente ambas cosas a la vez, a raíz de las investigaciones que hemos podido resumir al respecto. Conocida en el mundo entero por su famoso Diario, Anne Frank es sin duda la “víctima del Holocausto” más celebrada.
El culto a Anne Frank
En lo que se refiere a su impacto en el público-afirma el caza nazis judío Simón Wiesenthal-, el Diario de Anne Frank es “más importante que los juicios de Nuremberg” (The Washington Post, 1 de abril de 1979, pág. H3. Por otra parte, organizaciones de influencia y la mayoría de los medios de comunicación occidentales, promueven un culto casi religioso por Anne Frank. El mensual británico History Today (edición de Marzo de 1995), afirma que “El impacto del “Diario” ha sido inmenso, especialmente en las jóvenes generaciones, niños de colegio. Adolescentes y estudiantes. En Alemania desarrollaron una especie de culto a Anne Frank en los años cincuenta similar a los movimientos despertados por Santa Teresa y Santa Bernadette. En 1957, la emoción de masas fue canalizada en un peregrinar de 2 mil jóvenes desde Hamburg a Bergen-Belsen, incluso lloviendo, durante la ceremonia en la que depositaron flores en las fosas comunes, en una de las cuales fue enterrada Anne Frank.”
No fue ejecutada ni asesinada
Como parte del programa de evacuación de los judíos de Europa occidental, la niña de 14 años y otros miembros de su familia fueron trasladados por tren de Holanda al campo de trabajo de Auschwitz-Birkenau (actualmente en el sur de Polonia). Varias semanas más tarde, ante el avance del ejército soviético-junto a otros muchos deportados judíos-fue evacuada en ferrocarril de Auschwitz más de 400 kilómetros dirección occidente, al campo de Bergen-Belsen en Alemania del Norte. Fue allí donde junto a otros compañeros del campo, Anne cayó enferma de tifus, enfermedad de la que murió a mediados de 1945. No fue ejecutada ni asesinada. Anne Frank pereció-al igual que millones de no judíos en Europa durante los meses finales del conflicto-, como otra víctima indirecta de la guerra más desbastadora. Su padre, Otto Frank, cayó igualmente enfermo de tifus y fue transferido por los alemanes a la enfermería del campo de Auschwitz, donde se recuperó. Finalmente formó parte de los miles de judíos que débiles o enfermos quedaron allí al abandonar los alemanes el campo, cuando en enero de 1945 los soviéticos arrollaron el mismo. Otto Frank murió en Suiza en agosto de 1980. Si la política alemana hubiera sido realmente la de asesinar a Anne Frank y a su padre, nunca hubieran sobrevivido a Auschwitz. Su caso, todo lo trágico que se pueda considerar, no merece ser falseado por intereses políticos y económicos.
¿Quién encontró el diario?
Desde 1952, en que fue editado por vez primera en París-la primera edición holandesa apareció en el verano de 1947-, se han hecho más de 50 ediciones en todos los idiomas importantes, contabilizando hasta la fecha más de 25 millones de ejemplares vendidos, muchos de ellos a la fuerza, amén de una hollywoodense película de gran éxito, obras de teatro y numerosas adaptaciones transmitidas por radio y televisión. Según Otto Frank, el “Diario” fue encontrado por casualidad, por él mismo, escondido en una cavidad que, casualmente, se hallaba entre la viga y el techo del lugar donde habían estado recluidos, antes de caer en poder de los alemanes. Ese encuentro fortuito ocurrió, según Otto Frank, bastante después de finalizada la guerra, en 1952, si bien esta fecha no coincide con la publicación de las primeras ediciones (1947). Para Wolfgang Benz (“Die Bauernschaft”), junio de 1995) el diario fue hallado por Miep Gies, una vecina de los Frank en las Prinsengracht 263 de Amnsterdanm, el mismo 4/8/44, día de la detención.
Incongruencias
Se dice que Anne Frank escribió su diario a escondidas. Así lo afirma en su prólogo George Stevens, quien afirma no sólo que el diario era pequeño, sino también “que del pequeño diario sólo Anne tenía conocimiento. Aquí surge un problema, ¿cómo es que un libro que, según las ediciones, tiene unas 230, 240 o 290 páginas, puede ser incluido en un pequeño diario que podía ser escondido detrás de unas libretas de apuntes del colegio? A pesar de hallarse en un desván relativamente pequeño, ninguno de los acompañantes la vio escribir, lo cual no deja de ser difícil, teniendo en cuenta que se trataba de un escrito voluminoso. Otros autores no coinciden sobre este punto. Según el historiador catalán J. Bochaca, que una niña de 12 años escriba, en la segunda página de su diario, un ensayo filosófico sobre las razones ontológicas que la impulsan a hacerlo; así que una niña de tan corta edad sea capaz de redactar una historia de la familia Frank, sin notas a la vista; que confinada en una buhardilla esté al corriente de la legislación y las medidas antisemitas de los nazis, incluyendo fechas, números de decretos y nombre propios; supone un caso impar en la historia de la literatura universal.
Otto Frank demandado por fraude
La edición original del Diario nunca fue publicada, puesto que el padre, Otto Frank, decidió expurgar fragmentos escabrosos de una adolescente o de críticas a la madre de Anne. Más tarde este debió admitir que además de la escritora judía Anneliese Shüttz e Isa Cauven ““para colmar algunas lagunas en el diario debió requerir los servicios del periodista holandés Albert Cauven.” La investigación oficial llevada a cabo por la Dra. Hübner deduce que el “Diario” publicado está compuesto de 177 capítulos (cartas), que proceden de cuatro diferentes fuentes: 4 del Diario, 5 de un libro de relatos, 69 de dos diarios, que la Dra. Hübner define como primera elaboración del diario, 99 procedentes de hojas sueltas, que la investigadora define como segunda elaboración del Diario. Mayores sospechas nos asaltan, lógicamente, al estudiar el pleito en que se enzarzaron el conocido escritor judío norteamericano Meyer Levin y el padre de Anne Frank. El juicio transcurrió entre 1956 y 1958 ante el Country Court House de la ciudad de Nueva York, obteniendo el demandante Meyer Levin un fallo a su favor que condenaba a Otto Frank a abonarle una indemnización de 50 mil dólares de la época por “fraude, violación de contrato y uso ilícito de ideas;” el pleito, que se arregló privadamente después de la sentencia por obvio mutuo intéres, versaba sobre la “dramatización escenográfica” y veta y venta del “Diario”. El juez, así mismo judío, era Samuel L. Coleman, quien dictó sentencia en el sentido de que Otto Frank debía pagar a Meyer Levin “por su trabajo en el diario de Anne Frank”.
Comprobado, el Diario es una falsificación
Para cualquier interesado, todo lo referente al caso Levin-Frank está archivado en la Oficina del Condado de Nueva York (N.Y. Country Clerk’s Office) con el número 2241-1956 y también en el New York Supplement II, Serie 170, y 5 II Serie 181 (El mito de Anne Frank. Revista Cedase. Págs. De 18 a 20. Así, pues, la sentencia del juez-y juez judío-en el sentido de que el autor del Diario es Meyer Levin y no la niña, existe. Lo que interesa hacer notar es que la lectura de la numerosa correspondencia privada de Otto Frank y de Meyer Levin que fue aportada al juicio como prueba de las partes, surge la grave presunción “juris tantum” de que el “Diario” “es substancialmente una falsificación” y que el autor material de esa falsificación fue el igualmente judío Meyer Levin.
Levin, en legítima defensa de sus derechos de autor, además de demandar al señor Frank por 4 o 5 millones de dólares por su labor de parafrasear el manuscrito “para el fin que tenía que cumplir…”, pleiteó igualmente contra el productor de cine Kiermit Bloombarden, pues la película-del mismo título que la obra-aparecen también escenas escritas por él y que no estaban contenidas en el Diario original.
Parte del diario fue escrito con bolígrafo que aún no se había inventado
Pedro Varela prosigue: Pero no acaba aquí todo, y nuestra duda se convierte en decepción cuando descubrimos, como lo ha hecho el historiador británico David Irving tras su investigación, que en el ”Diario” de Anne Frank había tinta de bolígrafo. Así lo determinaron unos expertos que acudieron expresamente a Suiza para comprobar el manuscrito original en posesión de Otto Frank. según estos, parte de los diarios habían sido escritos con bolígrafo-inventado en 1949 y cuya aparición en el mercado data como temprano de 1951-algo imposible al haber fallecido Anne Frank de tifus en 1945. Dos ciudadanos alemanes, Edgar Geis y Ernst Roemer, pusieron públicamente en duda, una vez más, la autenticidad del famoso “Diario”. Ante ello el Tribunal del Distrito de Hamburgo encargó a la Oficina Federal Criminal Alemana (BKA) un examen de los textos para determinar científicamente si la escritura de éstos se había llevado a cabo durante los años 1941 a 1944, basándose en los análisis del papel y la escritura del manuscrito original. Este análisis químico-técnico fue llevado a cabo en abril de 1981, bajo la dirección del doctor Werner.
Quiero aclarar que, en lo particular, no soy xenofóbico ni antisemita, ni mucho menos crear en el lector una crisis de conciencia, pues sólo recopilé parte del libro escrito por Pedro Varela.

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