Después del “cruel castigo” hacia las barras regias, por parte del Gobierno del Estado, la Liga MX y los directivos de Tigres y Rayados; aún hay muchas preguntas en el aire y el sentir de la ciudadanía es de inconformidad absoluta.

El día 23 de septiembre, previo al Clásico Regio, se suscitó una riña entre barristas de ambos equipos. El saldo fue un aficionado herido de gravedad que, hoy día, se encuentra delicado de salud.

Este lamentable hecho generó controversia entre la sociedad nuevoleonesa. Pero, no fue hasta el martes pasado que se reunieron funcionarios de Gobierno con directivos de Tigres, Rayados y el presidente de la Liga MX.

Los acuerdos fueron: Prohibir las caravanas de barristas, aumentar la cantidad de policías, “credencializar” a las barras para su mejor identificación, prohibir el acceso a las porras visitantes e, inclusive, el Procurador de Nuevo León, Bernardo González Garza, solicitó a la prensa “ser más objetiva en el análisis de los policías” para “no dar al mundo una imagen negativa de Nuevo León”.

Entonces, ¿no existe la violencia, en estadios y calles, generada por el futbol? ¿Los conflictos entre barras locales (y visitantes) no suceden?

Es absurdo que se pida no dar una “mala imagen al Estado” debido a las riñas entre hinchas, que porque lo que sucede no “es como lo pintan”, que porque los medios de comunicación son responsables, que distorsionan la información y no dicen las cosas como son.

No se equivoquen, señores. Lo que sucedió es algo real, viene pasando hace tiempo y las autoridades y directivos de Tigres y Rayados debieron tomar cartas en el asunto.

Esto no es ficción. Hubo un barrista que se debatía entre la vida y la muerte por una pelea que no supieron parar. Las atroces imágenes no fueron inventadas, fueron difundidas por la misma ciudadanía. ¿Dónde está la autoridad? ¿Qué se hace al respecto?

Es cuestión de tomar cada quien nuestra responsabilidad y trabajar en serio. Las autoridades, capacitándose y preparándose con suficientes refuerzos. Los directivos, con controles de seguridad efectivos, los de hoy día no lo son. Y, los medios de comunicación, evitando fomentar la rivalidad entre aficionados Rayados y Tigres. Entre más controversia y burla, más suben los ratings; pero se deja de lado la calidad de lo que transmitimos.

Es evidente que gran parte de las barras son pandilleros disfrazados de aficionados a quienes lo que menos importa es el partido. Muchos llegan en estado inconveniente al estadio porque consumen alcohol y sustancias en el trayecto.

¿Por qué les permiten el acceso en esas condiciones? ¿No se supone que los revisan minuciosa y personalmente en cada uno de los accesos?

Es un tema amplio. No importa si eres aficionado o no. Se tienen que tomar decisiones y actuar a la voz de ya.

Ya no basta con sancionarlos o vetarlos, se requiere un castigo severo para todos aquellos que agredan o dañen, no solo en los días de partido. Porque, haya juego  o no, ya nadie se siente seguro.

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