Pasadena, California – En una noche que quedará marcada en la historia del fútbol mexicano, los Rayados de Monterrey empataron 1-1 ante el Inter de Milán, reciente subcampeón de la UEFA Champions League, en su debut en el Mundial de Clubes 2025. El Rose Bowl de Pasadena fue testigo de una actuación valiente, ordenada y llena de corazón del conjunto regiomontano, que resistió el asedio italiano y tuvo incluso momentos para soñar con la victoria.
Desde el primer minuto, el partido se inclinó a favor del Inter. El equipo italiano, con todo su arsenal ofensivo y su estilo de posesión incesante, sometió a Rayados con una presión alta y un toque de balón elegante pero estéril. Durante los primeros 20 minutos, el conjunto dirigido por Simone Inzaghi movió el balón de lado a lado, pero no encontró caminos claros al gol.
Y cuando parecía que el partido solo tenía un guion, Rayados escribió el suyo. Al minuto 23, en el primer tiro de esquina del encuentro para los mexicanos, apareció Sergio Ramos. El experimentado defensor español, símbolo de noches grandes, se elevó entre los gigantes del Inter y con un cabezazo impecable puso el 1-0. El grito de gol retumbó en el Rose Bowl, encendiendo la pasión de los miles de seguidores albiazules presentes.
El golpe despertó al Inter, que volvió a lanzarse al frente con Sebastiano Esposito como su hombre más peligroso. El joven italiano generó dos mano a mano clarísimos al 24 y al 34, pero la puntería no le acompañó. La presión rindió frutos al 42’, cuando en una jugada a balón parado, Carlos Augusto se internó al área y, en lugar de rematar, sirvió un pase generoso a Lautaro Martínez para que simplemente empujara el empate. Así, el primer tiempo se fue 1-1, con justicia en el marcador, pero con la sensación de que Rayados estaba escribiendo algo grande.
El segundo tiempo arrancó igual: el Inter encima, buscando romper la muralla albiazul. Al 55’, Bastoni se sumó al ataque y sirvió un gran pase a Barella, que increíblemente voló su disparo en la media luna. Rayados aguantaba, pero también respondía con peligro.
Al minuto 63, Sergio Canales estuvo a nada de marcar el segundo. Un disparo potente desde fuera del área reventó el poste derecho del arco italiano. El balón quedó vivo, pero Berterame no alcanzó a definir. El Rose Bowl volvió a contener la respiración.
Inter seguía encima. Al 67’, Lautaro marcó lo que parecía el gol del triunfo, pero el VAR anuló la jugada por fuera de lugar. Y al 77’, el mismo Martínez, completamente solo en el manchón penal, mandó su disparo por encima del travesaño. Rayados se salvaba de milagro.
El marcador ya no se movió. Con alma, orden y piernas firmes, Rayados cerró el partido con la frente en alto. El empate no solo representa un punto, representa un mensaje: el fútbol mexicano puede competir al más alto nivel. Ante uno de los mejores equipos del mundo, Monterrey no solo resistió. También propuso, generó peligro y rozó la hazaña.
Orgullo regio en Pasadena
Este empate, más que un simple resultado, es una inyección de orgullo para el fútbol nacional. En el escenario más grande, ante un rival de élite, Rayados mostró que la camiseta pesa, que el escudo impone, y que en el Mundial de Clubes también se habla español… con acento regio.