La ciudad de Monterrey, situada en el estado de Nuevo León, en la zona noreste de México se caracteriza por ser una ciudad industrial y cosmopolita, que venera al trabajo como parte de su cultura particular. Ciudad fundada hace 422 años por judíos sefarditas que huían de la España católica y su Santo Oficio, que buscaban un lugar para formar un nuevo hogar en paz.

Sin embargo, esta ciudad no siempre estuvo en paz y se vio involucrada en varios conflictos armados, entre ellos la afamada Batalla de Monterrey, ocurrida el 21 de septiembre, en donde las fuerzas armadas mexicanas, con el apoyo del heroico Batallón de San Patricio, lucharon contra la invasora armada estadounidense en el año de 1946. De este acontecimiento surgieron muchas leyendas que hasta el día de hoy se siguen contando.

Una de esas leyendas es la de un gran túnel secreto que conectaba a los principales edificios de la ciudad, que eran el Palacio del Obispado, la Catedral de Monterrey, el Palacio de Gobierno y el Palacio municipal de Monterrey. Se dice que este túnel fue construido  varios años antes de la invasión estadounidense en 1846.

Al paso del tiempo muchas de esas historias se han vuelto algo lúgubres, pues la rodean rumores de algunas practicas ocultas que se llegaron a realizar en dicho túnel. Hay rumores que cuentan que después de esa guerra, el túnel fue utilizado para practicas de rituales secretos, pero también se decía que fue utilizado para ocultar (desechar) los presuntos restos de relaciones sexuales entre algunos sacerdotes y monjas de esa época.

Hace algunos años investigamos sobre este tema, y en su momento el Director de Obras del I.N.A.H. en Nuevo León, Benjamín Valdez, nos mencionó que la roca que hay en el Cerro del Obispado es una almendrilla sedimentada muy sólida, por lo que resultaría muy difícil hacer una obra de ese tamaño monumental, y estaría registrada en algún documento los planos del mismo, sin embargo, no existe ningún documento o escrito que así lo refiera.

Incluso se nos permitió bajar al sótano del Palacio del Obispado, en donde se resguarda muchas obras de arte antiguas que están en proceso de curación; sin embargo a pesar de que se nos dio libertad para inspeccionar el lugar, no encontramos alguna estructura que pudiera dar la idea de ser la entrada a un túnel.

Algunas personas han confundido la antigua acequia del Obispado con el legendario túnel, pues era de gran tamaño, y porque esta acequia llegaba hasta el centro de la ciudad, pero con el paso del tiempo y el crecimiento de la ciudad fue tapada por concreto y asfalto, lo que dio origen a la leyenda de un túnel. Sin embargo, sí se han encontrado algunos antiguos túneles secretos en la zona centro de la ciudad, específicamente en el sector del Barrio Antiguo de Monterrey; incluso hay algunos registros de túneles entre varias casas, que dejaron sus vestigios antiguos cuando se hizo la remodelación de algunas casas antiguas, como la Casa del Campesino.

En el año de 1984 se construyó la Macroplaza de Monterrey, fue una ampliación de la antigua Plaza Zaragoza, una obra muy criticada en su momento pues se destruyeron muchas casonas antiguas del centro de la ciudad. Muchos recordamos las numerosas enterradas osamentas encontradas sobre la Avenida Zaragoza, lo que en su momento se dijo que ahí fue parte del antiguo cementerio de la ciudad.

Lo que destaca son los testimonios de gente que aseguró haber visto o entrado al túnel. Una de esas personas, a quien mantendremos en el total anonimato por ser un destacado médico en la localidad, nos mencionó que él siendo un adolescente, a principios de los años 1970´s, cuando el Obispado estaba abandonado, entró al sótano junto con otros amigos, y encontró un túnel muy profundo.

El narró que llevaban linternas de baterías para alumbrar, y que en el piso encontraron monedas antiguas e incluso encontraron un antiguo carruaje adentro del túnel, pero lo que más le llamó la atención fue unas pequeñas osamentas cubiertas con sábanas que estaban situadas en las orillas del túnel. El médico mencionó que por temor salieron de ahí y nunca regresaron, pero que hasta que creció y estudió medicina comprendió que esas pequeñas osamentas podría tratarse de bebés o pequeños niños que fueron dejados ahí por circunstancias desconocidas.

Otra persona que presenció la construcción de la Macroplaza nos contó que junto al antiguo Palacio municipal de Monterrey, durante la remodelación, los albañiles encontraron un gran túnel que conectaba con el palacio. Esta persona nos dice que cuando el jefe de la obra se enteró del hallazgo, ordenó inmediatamente rellenar dicho túnel con graba y concreto, prohibiendo a cualquiera de los albañiles hablar de ello con cualquiera.

Hoy en día la ciudad de Monterrey ha sufrido grandes remodelaciones, principalmente por el impacto del huracán Gilberto en el año de 1988, y posteriormente por los grandes daños causados por el huracán Alex en el 2010. Si hubo algún gran túnel secreto en nuestra ciudad, muy posiblemente ya fue destruido por todas las remodelaciones que fueron necesarias para arreglar el drenaje pluvial de la ciudad.

Y aunque no existe ningún registro o archivo que pueda confirmar la existencia de ese gran túnel, su leyenda seguirá siendo parte de los mitos y leyendas de la ciudad de las montañas, la sultana del norte, la mítica ciudad de Monterrey.

texto escrito por: Belduque.

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