Ella no sabe lo que guarda tu voz

ni el dolor de aquél espacio vacío.

Algún día sabrás  que no es como yo…

sabrás que fue un tiempo perdido.

No puede adivinar en tu mirada

la ironía traviesa de lo que dices,

iluminar la oscuridad de tu alma

donde anidan aún tus cicatrices.

Entender que callas por no llorar

y tú, esforzándote para complacerla. 

Verás que es inútil quieras cerrar

mi puerta que aún sigue abierta.

Es tan injusto vengas a mi boca

pidiendo el auxilio de mis besos

cuando la espina de la rosa

sin su belleza se clava en tus huesos.

Juro no tener mala intención,

porque te amo es que te lo digo…

¡Si tu cabeza escuchara tu corazón

estoy segura estarías aquí, conmigo!.

Buenos Aires, Argentina

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