Rubén Blades y la orquesta de Roberto Delgado le arrancaron la rutina a la noche del martes y conquistaron al público del Auditorio Pabellón M con su gira Salsa Big Band.

Una impresionante orquesta de 20 elementos sobre el escenario abrió al espectáculo tocando Mambo Gil, del fallecido Tito Puente “El Rey del timbal”. Bajo las órdenes del panameño Roberto Delgado, la orquesta sorprendió con su calidad e impecable ejecución, misma que sostendrían toda la noche.

Cuando Rubén Blades pisó el escenario pudo sentir el cálido recibimiento, tanto del público regiomontano como de sus compatriotas panameños que se dieron cita en el recinto. El cantante comenzó las festividades con Plástico, Decisiones y Pablo Pueblo, canción del disco Metiendo mano, grabado para la orquesta de Willie Colon en 1977, cuando tuvo la “misión imposible” de reemplazar en la banda a la leyenda puertorriqueña, Héctor Lavoe.

El panameño y sus características maracas (decoradas con la bandera de su patria), siguieron tocando sus éxitos más representativos ante la algarabía del público; Juan Pachanga, Ligia Elena, Te están buscando y Arayue, parte de su más reciente álbum ganador del Grammy Latino, dieron forma a una noche que estaba lejos de concluir.

Rubén Blades aprovechó cada silencio entre un tema y otro para platicarle al público sus experiencias y los motivos de cada una de las canciones que interpretó para ellos. Se remontó a su niñez, con aquel viejo tocadiscos que reproducía canciones de Frank Sinatra y a su época con la Fania All Stars, en Nueva York.

Después de que The way you look tonight, de Frank Sinatra le cambiara el ritmo a la noche por unos momentos, Rubén Blades dedicó a Héctor Lavoe el tema El cantante, pieza que el panameño escribió y cedió a Lavoe para que este la inmortalizara con su voz.

“Matan a la gente, no matan a la idea”, dijo Rubén Blades durante la canción El padre Antonio y su monaguillo, la cual recrea el asesinato del sacerdote católico salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, a quien el Papa Francisco autorizó su canonización hace apenas un mes.

El recta final del concierto inició con Mack the knife, del norteamericano Bobby Darin, un homenaje a su influencia para la canción Pedro Navajas, cuya interpretación fue la más celebrada de la noche.

Patria y Maestra vida levantaron a la gente de sus asientos para recibir la última canción, Muévete, con la que concluyó un concierto que, a pesar de las suplicas del público (quienes no dejaban bajar a la orquestra al grito de “Otra, otra, otra”), vio su fin cerca de la media noche.

Rubén Blades y Roberto Delgado, junto a su espectacular orquesta, triunfaron merecidamente la noche del martes en el Auditorio Pabellón M y, sin lugar a dudas, dejó a la gente con ganas de más y esperando la siguiente ocasión que el “poeta de la salsa” visite nuestra ciudad.

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