Como todos los años los autonombrados “videntes”, “astrólogos”, “brujos” y demás lanzan un puñado de anuncios sobre lo que nos depara el año 2020 a todos, pero como siempre solo muestran la descomposición social que hay en los medios de comunicación que le dan espacio a ese tipo de mistificadores de lo inexistente.

Varios lanzaron augurios de catástrofes, de guerras y otras tantas calamidades y cuestiones sin embargo ni importancia real, como el mundo de la farándula, pero siguen siendo el opio de los pobres ignorantes que buscan un somnífero o estupefaciente mental para amortiguar sus vacíos existenciales. Esa gente solo lucra con el temor y el caos, en lugar de dar paz y tranquilidad a las personas.

Pero el negocio de la fe así es, vender falsas esperanzas en algo improbable para que cedas ciegamente ante una creencia de un beneficio preternatural a largo plazo del cual no existe ninguna certeza. Por eso mismo, es mil veces mejor ser buena persona por convicción propia que por sumisión de creencias, uno es honesto por propia virtud, lo otro es simple hipocresía.

Aunque valdría la pena diferencial cual es la fe o cual es la certeza en este caso. La fe es la creencia en algo sin necesidad de que haya sido confirmado por la lógica, la experiencia o por la ciencia; es como todo lo “sobrenatural” o “divino”, muchos tienen fe, y la fe siempre es ciega, pues aunque todo señale que no existe, los creyentes siguen creyendo en ello. Y sí, no es muy correcto que digamos eso.

Por otro lado, la esperanza es la confianza de que ocurrirá o se logrará lo que se desea, y se tiene conocimiento de causas y efectos de lo mismo. Como la esperanza en cumplir un objetivo si se trabaja para eso. Por eso la confianza es la firme seguridad que se tiene en una persona o en una cosa de que va a actuar o funcionar como se requiere.

Y eso nos lleva a la certeza, que es el conocimiento seguro y evidente de que algo es cierto, no es creerlo, es saberlo y se puede constatar. Pero estos conceptos son muy manipulados por todos los que lucran con las ideas de las personas en estos tiempos.

Y lo malo, es que siguen ganando espacios en muchos medios de comunicación y espacios “informativos”. En el Código Penal Federal de México, en su Artículo 386, en la Sección XV, está indicado claramente que una persona puede llegar a ser arrestada por el delito de fraude, el cual se le atañe “Al que explote las preocupaciones, la superstición o la ignorancia del pueblo, por medio de supuesta evocación de espíritus, adivinaciones o curaciones”.

Debemos de saber que está debidamente establecido en el Capítulo 3, del Artículo 386, que “Comete el delito de fraude el que engañando a uno o aprovechándose del error en que éste se halla se hace ilícitamente de alguna cosa o alcanza un lucro indebido”. Y aquí me viene a la mente el “diezmo” que piden en algunos cultos religiosos, que hasta les fiscalizan el sueldo que ganan sus feligreses.

En este campo podríamos incluir a muchos, desde los “tarotistas” hasta a varios “pastores” y “reverendos” que lucran con la fe y esperanza de sus fieles. Pues ellos les venden fe como si fuera certeza de algo real, cuando no lo es, y para colmo les enseñan a odiar a quienes no crean en lo mismo que ellos.

Ten esperanza en tu esfuerzo, confianza en tus conocidos, certeza en la ciencia; pero eso de tener fe, no es necesario, pues nadie necesita amarrar su vida a un cuento que no es real.

De momento, ahí se las dejo de tarea.

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