El pasado domingo 18 de marzo fue presentada la novela El Salvaje (Ed. Alfaguara 2017) del escritor Guillermo Arriaga, esto como parte del cierre de las Jornadas Alfaguara en la Feria Universitaria del libro UANLeer 2018, un libro que el autor aclara “No es autobiográfico, sino vivencial”.

Cuando un grupo católico de ultraderecha asesina al hermano de Juan Guillermo, este ve poco a poco como su familia muere devastada por el dolor. A sus 17 años, huérfano y completamente solo, jura rabioso vengar la muerte de su hermano.

“Los buenos muchachos, en mi época, eran un grupo de jóvenes ultra católicos, de derecha, que se abocaron a limpiar el país y la sociedad de la escoria, la escoria eran los comunistas, los ateos, los herejes”

“Un muchacho de 14 años que despierta de su siesta, en julio de 1969, (y es la) última vez que vería a toda su familia reunida; porque en los siguientes cuatro años todos estarían muertos”

Este es el punto de partida de la cuarta novela de Guillermo Arriaga, ganadora del Premio Mazatlán de literatura 2017 y con planes de traducirse a 18 idiomas; la más reciente obra de un escritor que piensa y actúa como cazador, igual que sus personajes.

“Cazar me ha dado una visión del mundo. Me ha enseñado la paradoja y lo extremo que hay en la naturaleza.”

Guillermo Arriaga Jordán (Ciudad de México, 1958) alcanzó la fama mundial por su trabajo como escritor en los guiones de las premiadas películas Amorres Perros (2000), 21 gramos (2004) y Babel (2006); haciendo mancuerna con el director Alejandro González Iñarritu. Sin embargo, ya tenía en su historial tres novelas, Escuadrón Guillotina (1991), Un dulce olor a muerte (1994) y la obra de culto El búfalo de la noche (1999).

Entre los premios obtenidos por su trabajo cinematográfico, destacan el de Mejor Guion Original en el Festival de Cannes por Los tres entierros de Melquiades Estrada (2005), el ALMA Award a Mejor Guion Original por Babel (2006) y el Premio especial en la Independent Spirit Award por 21 gramos (2004).

Dirigió y escribió el largometraje The Burning Plain (2008) protagonizado por Charlize Theron, Jennifer Lawrence y Kim Basinger.

Sin embargo, actualmente padece la fama de “guionista”; defiende que la palabra guion se ha convertido en un término despectivo: “Decir que un escritor hace solamente una guía de la película me parece hasta insultante”; en su opinión, el verdadero trabajo de un escritor cinematográfico es conciliar la visión de su mundo con la del director, no solo conceder.

En entrevista con el también escritor Álvaro Enrigue, para la revista Letras Libres, ahonda al respecto:

“Detesto la idiotez esa de que una imagen dice más que mil palabras. Tú dime: ¿Cuántas imágenes necesitas para describir el contenido de la palabra “cabrón”? (…) Una palabra dice más que mil imágenes y decir lo contrario es una tontería y una vulgaridad. La palabra escrita es sagrada para mí, sin que esto implique que pongo al cine, como género, por debajo de la novela.”

Influencias y estilo

Una asignatura de teatro, obligatoria en su escuela, lo acercó a los grandes dramaturgos: Sófocles, Esquilo, Eurípides, Calderón de la Barca, Shakespeare. Pero, a pesar de reconocer estas influencias (en particular la de William Faulkner), Guillermo Arriaga considera más importante definir a cual tradición narrativa quiere pertenecer cada escritor; si a la que tiene más acción y constantemente pasan cosas (Faulkner, Hemingway, Shakespeare), o a la tradición descriptiva y contemplativa (Jane Austen, Carlos Fuentes, por poner un ejemplo).

“Yo estaría interesado en un cine orientado a la acción, a la narración pura. Cuando escribo, mi preocupación guía es el avance de la historia”

Tal vez esa tradición narrativa enfocada hacia la acción y a que constantemente “pasen cosas” en sus historias, es lo que deja en el lector la sensación de que el azar juega un papel determinante en las mismas. Sin embargo, el aclara: “El azar es solo un marco para medir la fuerza que tiene un personaje (…) me gustan los personajes que, a pesar del azar, no se detienen y siguen caminando como una máquina, con fiereza”.

Respecto a la forma de estructurar las historias y su sello particular de fragmentarlas y “jugar con los tiempos”, Guillermo Arriaga, en entrevista con periódico El País, comenta:

“La historia manda. La estructura está al servicio de la historia. Como tengo déficit de atención siempre me costó armar un discurso de manera lógica. Yo usaba estás estructuras desde mi primer libro (Retorno 201), que escribí a los 20 años. Lo venía haciendo inconscientemente desde chavo. Cuando vi que Faulkner lo hacía me sentí liberado.”

A pregunta expresa, durante la presentación de El Salvaje en la UANLeer 2018, de cuál era la diferencia entre escribir una novela y un guion, respondió: “La diferencia entre una y otra, en cuanto a escribir, no es ninguna (…) La única diferencia es que sabes que se va  a transformar en una película y el otro se va a transformar en un libro”.

Además comenta, el cine está limitado por el uso de la tercera persona. “La primera persona es rarísima, casi imposible de lograr. No es lo mismo contar en primera persona que presentar un punto de vista subjetivo; te puedes aproximar a la primera persona mediante alguna toma subjetiva, pero siempre estás obligado a volver a la tercera”, respondió para Letras Libres.

La responsabilidad de escribir

Más allá del estilo, Guillermo Arriaga es un escritor comprometido con su obra; como muestra de ello están las anécdotas, como aquella de su despido en la premiada película Dallas Buyers Club por considerar que su guion “era demasiado oscuro”.

“En este negocio, como en todos, te compran como te vendes. Si te vendes como alguien dispuesto a hacer lo que sea con tal de que lo filmen, así te van a comprar. Si tú eres alguien que quiere presentar una obra sólida y arriesgada, te van a considerar como lo que eres: un escritor.”

Todos los días son una lucha constante por la libertad, inclusive en la vida digital. Respecto a las redes sociales, Guillermo Arriaga opina que hay un constante “querer estar moralmente encima del otro”; citando la reciente columna de Mario Vargas Llosa en el diario El País, dice: “Hay muchas fuerzas que quieren dominar el espíritu libre de la literatura”.

Queda en claro que la responsabilidad de Guillermo Arriaga es para sí mismo y su obra: “Es una responsabilidad porque el libro me sobrevive”.

Toda cicatriz cuenta una historia. Según Guillermo Arriaga, hay una necesidad de tener cicatrices porque hay una necesidad de que “nos pasen cosas”.

Entiendo los cinco años y medio que dedicó a la creación de su novela El Salvaje como un doloroso parto creativo que deja cicatrices; las mismas que el escritor presume para dejar en claro que la etiqueta de “guionista” hace tiempo que no le va.

 

Referencias:

http://www.letraslibres.com/mexico-espana/entrevista-guillermo-arriaga

https://elpais.com/cultura/2017/01/29/actualidad/1485711424_453256.html

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/cultura/2017/02/02/me-gusta-me-llamen-guionista-peyorativo-me-parece-insultante/0003_201702G2P38993.htm

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