Una de las respuestas más simples, es que tenemos un cúmulo de emociones desde tiempo atrás.

Por: Dra. Estefany Arriaga

Todo comienza desde la infancia. Desde niños, generalmente no se nos permite expresar. Cuando el niño intenta explicar cómo se siente, mencionar porque está enojado, que le molesta, no se le da oportunidad por el simple hecho de que el adulto se antepone sobre él.

Un simple “Deja de llorar”, “No estés gritando”, “No molestes” crea un rechazo del adulto al niño donde se crea un choque de emociones negativas. Caso contrario sucede con emociones positivas, que es más fácil que se les permita expresar.

La mente subconsciente guarda toda esa información. El niño comienza a pensar que debe reprimir esas emociones y se acumulan. Al momento del desarrollo y gracias a las experiencias o vivencias, conductas o hábitos dañinos, hacen que el enojo (percepción de injusticia), culpa (injusto conmigo mismo), miedo (algo malo va a pasar) y tristeza (sensación de pérdida), se hagan cada vez más grandes.

Un ejemplo muy común, es cuando en una familia, existe la violencia sea física o emocional del padre a la madre e hijos. El niño enfrenta enojo en grandes proporciones, así como miedo y tristeza.

Cuando el niño sintió enojo y miedo, no lo expresa a los padres o cuando intenta expresarlo, se le calla sin darle oportunidad. Ese niño, cuando llega a la edad de los 25, 30, 35 años todavía tiene esas emociones en grandes cantidades y se rebasa la tolerancia, tras las vivencias y experiencias de su adultez.

De ahí vienen los ataques de pánico, ataques de ira, con los demás o su pareja, falta de interés en su vida cotidiana, sentimiento vacío, cambios drásticos de humor, miedo a estar solos, etcétera. ¿Qué hace la persona para suprimir esos sentimientos o evitarlos? De aquí provienen los consumos, uno de las principales maneras de suprimir las emociones es con el consumo de alcohol, marihuana, cocaína, etcétera. Estas sustancias crean un escape además de cierta calma, sin embargo, no son la solución ya que en generalmente y con tiempo, empeoran los cuadros. Entonces, somos altamente sensibles por el simple hecho de que tenemos emociones acumuladas.

Tras echar un vistazo al pasado de cada persona, se podrán detectar el acúmulo de emociones así como el por qué. Desde la violencia, la sobreprotección, el bullying, pueden crear estos problemas. Las personas más sensibles, tienden a tener ciertas características:

  • Sienten con mayor intensidad, son más reactivos emocionalmente.
  • Les cuesta trabajo tomar decisiones, así como se sienten más decepcionados al tomar una decisión equivocada.
  • Son más observadores
  • Lloran con más facilidad
  • Son más sensibles a las críticas y rechazo
  • Generalmente son inseguras
  • No han aprendido a lidiar con sus emociones
  • Muy intuitivos
  • Tienden a tener trastornos de su personalidad.

Gracias a diversos tipos de psicoterapia, se pueden aprender habilidades para poder trabajar las emociones. Así como también, el desarrollo en la inteligencia emocional es un pilar para su tratamiento. Si te identificas con este artículo, no te preocupes y busca ayuda; hoy en día, sobran las soluciones para tener una mejor calidad de vida.

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