Es realmente indignante lo que está pasando en nuestro país. Queda corroborado que el actual presidente y sus cómplices son indolentes con la gente. Han pasado más de 9 días desde el derrumbe de la “ballena” del metro de la CDMX, acontecimiento que quedará para siempre en la memoria de los mexicanos; pero más en la memoria quedará que el Presidente vive “en otro mundo”, donde no importa el sufrimiento de “el pueblo” (como él llama a los mexicanos), y prefiere tocar otros temas más convenientes en su “infomercial” de cada mañana. Le importa poco estar en veda electoral y ataca a los medios de comunicación… el Presidente se siente una víctima más de esta tragedia.

Ataca por una tarjeta al candidato del PRI a la gubernatura de Nuevo León, Adrián de la Garza, pero no dice nada de los heridos de esta fatal negligencia, que en algunos casos no los pueden atender por falta de medicamentos. El sector salud está por los suelos con el régimen actual, cuando se prometió que estaríamos “a la altura de Dinamarca” en ese ámbito.

No tuvo la decencia de estar en el lugar de los hechos, o siquiera mandar un mensaje de condolencias a los familiares de las personas que perecieron; pero si culpó a los medios de comunicación por la amplia cobertura de la tragedia.

Pide a los integrantes del “partido conservador” no sacar “raja política” ni aprovecharse de la tragedia del accidente de la linea 12; pero, cuando hubo oportunidad, el propio presidente lo hizo con los 43 de Ayotzinapa. Sigue con el mismo y desgastado discurso de “ya no hay corrupción”, “no somos iguales”… no son iguales, es un hecho, ¡son peores!

Esta “transformación de cuarta” ha llegado al límite de la paciencia de muchos mexicanos; sin embargo, aún tiene el apoyo de otros sectores de la sociedad, muchos de ellos reciben “becas”. Esa población no se da cuenta que ese dinero que les regalan no viene del tabasqueño, sino de sus propios impuestos, y que ese dinero que llega a sus manos se desvió de, por poner un ejemplo, el sector salud.

Sí, es verdad, otros partidos fueron muy malos gobernando, y en más de 70 años destruyeron el país; pero este, en menos de tres, pareciera tener prisa por enviarlo al precipicio.

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